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Reportaje:FÓRMULA 1 | Gran Premio de España

Un túnel de viento a cambio de un avión y un helicóptero

Los jefes de BMW Williams renuncian a algunos lujos para mejorar el rendimiento de sus coches

Para una escudería que ha sido nueve veces campeona mundial de la fórmula 1, un único podio en las cuatro carreras del campeonato actual que se llevan disputadas no es precisamente un éxito. Frank Williams, el patrón de BMW Williams, lo sabe. Las justificaciones pasan por el hecho de que el constructor alemán frenó los gastos y las dos partes del equipo estuvieron de acuerdo en no hacer grandes dispendios en pilotos. Pero la imagen de la marca sufre. De ser ganadora se ha convertido en una que ni siquiera cuenta. En el Gran Premio de España, el próximo domingo, en el circuito barcelonés de Montmeló, espera reivindicarse, pero no le será fácil.

La asociación entre Williams y BMW no ha sido todo lo fructífera que se esperaba. A pesar de contar hasta el final de la pasada campaña con dos pilotos de primer nivel, como el germano Ralf Schumacher y el colombiano Juan Pablo Montoya, sólo ha ganado diez carreras desde que, en 2000, el tándem se puso en marcha. Es un balance corto, puesto que Williams estuvo en la cresta de la ola hasta 1997, cuando ganó su último título, propulsado por un motor Renault. Fracasado ahora el intento de fichar al británico Jenson Button, obligado por contrato a seguir un año más en BAR Honda, Williams se quedó con la eterna promesa, el australiano Mark Webber, y con el alemán Nick Heidfeld, que al menos ha dado un podio (tercero) en Malaisia. Lo demás son mediocridades, incluido el quinto puesto de Webber en Australia.

"En realidad", confiesa Williams, "no teníamos intención de retener a Ralf ni a Juan Pablo. Sabemos lo que les pagan en sus respectivos equipos

[el primero percibe 11 millones de euros en Toyota y el segundo ronda los 12 en McLaren] y creemos que es una cifra excesiva e injustificable. Por tanto, nos hemos planteado objetivos a cinco años vista. Menos ambiciosos, pero mucho más convenientes a nivel económico".

La realidad financiera de la escudería quedó reflejada en algunos hechos de funcionamiento interno. Williams vendió a finales de 2004 su avión privado, un Falcon 900, y aportó con ello 15,51 millones de euros para la construcción de un nuevo túnel de viento en sus instalaciones de Oxfordshire. También su socio cofundador e ingeniero jefe, Patrick Head, decidió prescindir de los servicios diarios de un helicóptero para realizar el desplazamiento desde su residencia en Londres hasta Oxford. "Ahora voy en tren o en moto", comenta Head; "y podríamos decir que el helicóptero y el avión se han transformado en un túnel de viento".

El túnel funcionaba ya bastante antes del inicio de este curso. "Pero al equipo le costó decidir qué modelo de coche y en qué porcentaje -en el túnel se trabaja con vehículos a escala- del real nos basábamos", reconoce Head. Todo ello retrasó el trabajo aerodinámico. Y eso es lo que más acusa el FW27: "Sé que las cosas mejorarán muy rápidamente. En las próximas tres o cuatro citas estaremos a la altura de las mejores escuderías. Pero ahora vamos detrás de McLaren, Ferrari y Renault. No voy a engañar a Webber. No es mi estilo. Pero no tardaremos en entrar en las dos primeras líneas de la parrilla".

BMW Williams tiene un presupuesto de 262 millones de euros, el quinto de la F-1, por detrás de Toyota (298,7), McLaren (293,8), Ferrari (287,9) y Renault (274,6). El presupuesto más bajo es el de Minardi: 46,6 millones.

Frank Williams, junto a uno de sus bólidos.
Frank Williams, junto a uno de sus bólidos.AFP

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