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SOMBRAS NADA MÁS | Carlos Hipólito, actor

A quien la madre le llevó al teatro

Juan Cruz

Los que el miércoles le vieron en el Marquina de Madrid no podían percibir que Carlos Hipólito acababa de salir del médico, donde fue tratado de una otitis que se le produjo en Málaga cuando presentó la última película de José Luis Garci, Ninette, de la que él es intérprete. Eso es lo que pasa con los actores: parecen saludables en escena, y nadie sabe que les duele el oído derecho. Por ese dolor, cualquiera se queda en casa. Pero él se fue al teatro, como casi cada día desde que tuvo seis años, cuando su madre le llevó a ver El cocherito leré. En el oficio lleva 27 años; ha hecho 15 películas y 33 obras de teatro. Ahora interpreta El método Gronholm, de Jordi Galcerán, con Jorge Bosch, Jorge Roelas y Cristina Marcos, dirigidos todos por la inglesa Tamzin Towsend. "Es una comedia que sucede en el curso de una selección de personal en una multinacional. No te la pierdas". Nació en 1956, casi como el niño al que da voz en Cuéntame, la serie de TVE.

La primera vez. "Tengo detrás de mí cuatro generaciones de madrileños, de Chamberí. Mi padre era arquitecto, murió hace tres años, y mi madre trabajaba en casa, murió mucho antes, y de esas muertes uno nunca se recupera... Eran locos del teatro, acudían a las representaciones de cámara de José Luis Alonso y de Luis Escobar, y mi madre me llevó un día, por primera vez, al teatro; fue El cocherito leré, en el María Guerrero... Yo estaba fascinado. Y cuando tuve 15 años fui a ver el Otelo que hacían en el Español Carlos Ballesteros, José María Prada, Lola Cardona...".

Actor. "Un adolescente veía aquello como si fuera verdad, y cuando veía por la calle a alguno de aquellos actores, el corazón me latía más deprisa. ¿En el cine? En el cine también... Yo no soy mitómano, me han emocionado películas y me he sentido fascinado por algunos actores, pero lo que yo admiro es el oficio, cómo lo han vivido gente como José Bódalo, José María Rodero... Luego he trabajado con algunos de ellos, como Berta Riaza o María Jesús Valdés, e incluso he sido amigo de ellos, imagínate qué privilegio... Alberto Closas, con el que hice El largo viaje hacia la noche, de O'Neill, fue como un segundo padre para mí... ¿Y en el cine? Me gustan los actores ingleses, dicen que son muy teatrales porque sobreactúan, y no es así, exagerar también es malo en el teatro, se notaría... En ese sentido, me gustan Irons, Hopkins... Ah, y Charles Slaughton, qué actor tan impresionante... ¿Un modelo? Yo no tengo modelos, si acaso mis padres, que eran gente extraordinaria y bondadosa... Ellos han sido mi modelo de comportamiento".

Mordeduras. "A todos nos muerde la vanidad; se combate con sencillez, relativizando, y quien más me ayuda a relativizar es mi mujer [la también actriz Mapi Sagaseta, hija de un extraordinario político comunista canario, el que fue parlamentario de la transición Fernando Sagaseta]. Y ayuda el público... Su respuesta más emocionante no se produce siempre ante lo más exitoso. Esa comunión casi mística la sentí cuando hice La verdad sospechosa, de Ruiz de Alarcón, dirigida por Pilar Miró... Aquella función me ayudó mucho, y últimamente he notado que he alcanzado ciertos puntos de madurez".

El niño. "Yo no tenía muy claro que tuviera que ser yo quien le diera voz adulta al niño de Cuéntame, pero me convenció el productor, Miguel Ángel Bernardo, y la verdad es que me lo paso muy bien... Y parece que la voz engancha. ¡Extraordinario, un personaje que engancha por la voz! Eso parecía patrimonio de la radio... Hubiera tenido la misma edad del niño, más o menos, y las mismas preguntas. ¿La mayor? Por qué se ha de sufrir, por qué ha de morir la gente alrededor. Me la hago aún, claro, cómo no, es la gran pregunta".

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