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Reportaje:

El estreno dulce de un cineasta dolido

Ramón Salazar, primer director local en competir en el Festival de Cine de Málaga, presenta su nueva cinta '20 centímetros'

Javier Martín-Arroyo

"Estoy dolido y lo que ha pasado no es la soledad del creador, es una traición". Con suaves maneras pero contundentes palabras, Ramón Salazar cuenta el doloroso proceso de montaje de su última película, 20 centímetros, que ha culminado la presentación de películas a concurso en el Festival de Málaga. A pesar del acuerdo inicial al que había llegado con los productores, el director malagueño fue presionado para eliminar 8 minutos del metraje final y poder estrenar la cinta.

"Que ceder fuera humillante y duro no significa que no esté contento con el resultado", aclara. El filme es una comedia musical amena y muy llevadera para las casi dos horas de duración que provocaban el rechazo inicial de los productores. Las prisas han sido protagonistas y la cinta llegó al Teatro Cervantes la noche antes a su proyección, como copia muda y sin sonido, que sería ensamblado en tiempo real. "Este final ha sido una falta de respeto y una presión muy fuerte, pero ahora ni me planteo ganar algún premio, sólo quiero que todo pase", explica.

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A pesar de sufrir los inconvenientes de una industria peculiar, Salazar es de los pocos realizadores andaluces que enlazan proyectos y ruedan con cierta continuidad. En 20 centímetros, su amiga y musa Mónica Cervera repite protagonismo, tras su debú en Piedras, y es Marieta, un transexual que padece narcolepsia, la enfermedad del sueño, y una visión realista y lúdica a la vez de la vida. "Marieta no es inteligente, tiene talento".

El director define la historia como un canto a la libertad de Marieta, "independientemente de lo que tenga entre las piernas". Es un personaje que persigue su propia personalidad, a pesar de que el destino se empeñe en impedírselo. Mientras sueña, la protagonista canta y desata su melomanía kitsch hacia Maddona y Queen. "Mónica y yo compartíamos la pasión por los musicales, así que le escribí uno a su medida".

Entre escenas subidas de tono, la protagonista busca darle la vuelta a la sordidez de la prostitución, y apuesta por salir adelante para pagarse una operación y cambiarse de sexo. "Porque talento tenemos todos, lo que no tenemos es dinero para desarrollarlo", dice Marieta en el filme. Salazar habla de su protagonista con mimo, gesticulando y seduciendo con la mirada. El director destaca que quiso mostrar la personalidad del transexual, pero sin profundizar en sus operaciones de cambio de sexo y la inyección de hormonas a las que se someten.

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"El pelo de la barba no es mío, que conste", llamó la atención Cervera siempre sonriente, quien confesó haber pasado por "momentos de terror, pánico, ansiedad e histeria" durante el rodaje.

Un rodaje siempre sufre retrasos y padece los cortes de tráfico para rodar exteriores, pero en esta ocasión, Salazar padeció dificultades hasta en el subsuelo. Cuando pretendían finalizar el rodaje en el metro de Madrid, los responsables se opusieron y esgrimieron una excusa políticamente incorrecta: "Nunca permitiríamos que un transexual trabajase en las taquillas", le contestaron al director. Después de saltar el escándalo, la red de metro reaccionó y permitió el rodaje en ciertas estaciones, pero el director las eliminó finalmente del montaje final.

A pesar de residir entre París y Madrid, el realizador regresará a Málaga para rodar su tercera película, una historia ambientada en la Andalucía de los años setenta. "Me siento muy profeta en mi tierra, aunque en el estreno de aquí [anoche] estaré mil veces más nervioso que en Berlín con Robert Altman, porque está todo el equipo, familia y amigos", concluyó.

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Sobre la firma

Javier Martín-Arroyo
Es redactor especializado en temas sociales (medio ambiente, educación y sanidad). Comenzó en EL PAÍS en 2006 como corresponsal en Marbella y Granada, y más tarde en Sevilla cubrió información de tribunales. Antes trabajó en Cadena Ser y en la promoción cinematográfica. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y máster de EL PAÍS.

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