Cine documental a pie de calle

Juan José Ponce (Cádiz, 1973) se convenció del valor que tendría Sevilla City cuando conoció a Satu, de SFDK. "Me llevó a su casa, me presentó a su novia, cenamos unas pizzas y luego, en privado, empezó a rapearme. Me quedé con la boca abierta", recuerda.

Después de cosechar hasta siete galardones con sus anteriores trabajos, Incha Allah y Maldita calle -ambos recién editados en DVD por el sello Suevia Films, e inspirados en la realidad de Marruecos, donde el director residió dos años- la cámara de Ponce volvía a la cotidianidad urbana, denominador común de su obra hasta la fecha. La coincidencia tiene su explicación: "El género documental tiene que ver mucho con eso, ¿no? Aunque también tendrá su parte de culpa mi gusto por la luz del día, en plena calle", comenta.

Mientras lucha por pasar Sevilla City a formato de cine, Ponce sigue recogiendo ideas, aunque es consciente de que "el documental no tiene salida en los cines". "Son las televisiones las que deberían apostar por este género, no sólo con cintas sobre animalitos", se queja el director. "Las producciones fuertes están en Cataluña, donde sí hay gente que arriesga y defiende el documental. Aquí las ayudas de la Junta de Andalucía no están mal, pero todavía queda mucho trabajo por hacer", explica.

El gaditano cree que la recuperación de la memoria histórica y la inmigración son los dos grandes desafíos de los documentalistas del Sur para el siglo XXI: "Posiblemente hay un tema que tenemos pendiente todos los directores andaluces: saber cuál es el recorrido del inmigrante; pero no desde nuestras costas, ni siquiera desde Marruecos, sino desde muchísimos kilómetros más abajo. He conocido a algunos que han tardado dos años en llegar a España", asegura Ponce. "Es la gran deuda que tenemos con ellos: ponerles cara, nombre y apellidos. Aún no se ha hecho el Balseros

[la cinta de Carles Bosch y Josep Mª Domènech sobre la inmigración cubana] de aquí", apostilla.