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PERSONAJE

La cruz de un niño prodigio

Samba, estrella en Inglaterra a los 14 años, intenta a los 20 reactivar su carrera en el Cádiz tras asumir que se volvió "un arrogante"

Ser el mejor, el delantero más completo y goleador, el líder de Inglaterra en su asalto al Mundial de fútbol de Alemania 2006. Ése parecía el futuro de Cherno Samba (Gambia, 1985), hoy jugador del Cádiz, cuando el Manchester United, el Liverpool o el Arsenal le intentaron fichar en 1999 con tan sólo 14 años.

"Era muy joven y todos los periódicos, todo el país, hablaban de mí. Todos los equipos grandes me querían en sus filas", cuenta Samba, por quien el Liverpool llegó a ofrecer dos millones de libras, casi tres millones de euros. Su tarjeta de presentación: 132 goles marcados en 32 partidos a los 13 años, una velocidad endiablada y un cuerpo espigado que le permitía destacar por encima de los jugadores de su edad.

La foto y la historia de Samba, hijo de una pareja de emigrantes gambianos que había llegado al sur de Londres en los años 80, saltaron a las portadas de los rotativos británicos. Era un talento único, el prototipo del futbolista del siglo XXI, un nuevo golden boy (chico de oro), según el Daily Mail o The Sun.

Pero todo se quedó en nada. "No conseguí que me traspasaran a un grande porque mi equipo, el Millwall [juega en la Division I, equivalente a la Segunda española], se opuso. ¡Y eso que ofrecían mucho dinero por un jugador tan joven!", recuerda Samba, que se comprometió con su club hasta los 19 años y fue internacional con las selecciones inglesas sub 19 y sub 20.

Desde entonces y hasta su llegada al Cádiz, el vacío. "Me sentí el mejor jugador del mundo y me convertí en una persona arrogante, en alguien que se creía superior a los demás. Sentí que nadie me podía dirigir la palabra, que nadie me podía decir nada", cuenta.

Con 14 años, mientras recibía llamadas de Michael Owen invitándole a fichar por el Liverpool, su incipiente carrera se estancó. "Cuando todo empezó, jugaba con chicos de 17. Tres años después seguía en la misma categoría", explica; "eso tenía un significado claro: mi fútbol no había mejorado y yo no había aprendido nada. Me deprimí un poco".

Samba dejó de mejorar y el Millwall, que veía en él al heredero del goleador Teddy Sheringham, ni siquiera le hizo debutar con el primer equipo. El problema: tenía demasiadas distracciones. "El dinero y la fama me llegaron demasiado pronto, cuando era demasiado joven. Tantos amigos nuevos llamando a la puerta de mi casa para ofrecernos dinero a mí y a mis padres me afectaron a la cabeza", confiesa; "el apoyo de mis familia y la ayuda de Alá me ayudaron a salir de aquello".

Tras quedarse sin equipo, rechazado por clubes medianos de la Premier League como el Coventry o el Leeds, Samba consiguió una prueba el pasado verano con el Cádiz, aspirante ahora a retornar a Primera. Con 19 años y la carta de libertad en la mano, firmó por cuatro temporadas. "Soy fuerte, he madurado y he aprendido la lección. En vez de dejar el fútbol, como habría hecho otro en mí lugar, he decidido ser humilde trabajar mucho e intentar mejorar", razona.

Aunque Samba se siente "muy contento" por estar en Cádiz, donde ha descubierto un público "apasionado" y los chocos y las gambas -"me encantan", cuenta-, su adaptación está siendo difícil.

No habla castellano y nunca ha sido convocado para un partido por Víctor Espárrago, el entrenador. "Aunque vamos a tratar de ayudarlo, todavía no es un jugador hecho", explica el uruguayo. "Se ha pasado los primeros meses casi con el pie cambiado, intentando adaptarse a una plantilla que está luchando por subir de categoría y en la que hay mucho nivel", añade.

Pero cinco años después de que los clubes más poderosos de Inglaterra llamasen a su puerta Samba no quiere esperar más. "Estoy un poco frustrado porque soy internacional sub 20 con Inglaterra y en el Cádiz no juego", cuenta.

"Es el momento de que me prueben en el campo y me dejen enseñar lo que sé. Mis piernas frescas, mi esfuerzo y mis goles pueden ayudar al equipo tras una temporada tan larga", continúa. Aunque no juegue, la confianza de Samba en sí mismo permanece intacta: "Apunte mis palabras", dice; "si en el Cádiz me dejan jugar, estaré con Inglaterra en el Mundial de Alemania. Todavía hay tiempo".

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