Un peligroso dilema
El comisionado Stern quiere elevar de los 18 a los 20 años la edad mínima para jugar y es acusado de racismo
David Stern, el poderoso, temido y admirado comisionado de la Liga profesional norteamericana de baloncesto (NBA) se enfrenta a un peligroso dilema.
A razón de sus logros y decisiones, Stern no debería tener problemas al ordenar la elevación de la edad mínima para entrar en el draft de los 18 a los 20 años, como pretende, obligando así a los jóvenes de los institutos a pasar como mínimo dos años por las universidades.
Pero apareció Jermaine O'Neal, uno de los mejores jugadores del campeonato, al que el propio Stern suspendió durante 25 partidos por agredir a un hincha en la ya celebérrima batalla de Detroit a principios de esta temporada, para decir que existen oscuras inclinaciones detrás de los deseos del comisionado.
"Como hombre de raza negra, piensas sobre la razón [el racismo] por la que se toma una decisión como ésa. No ocurre en el béisbol o en el hockey sobre hielo. Decir que se deben tener 20 años para entrar en la Liga es anticonstitucional. Si puedo alistarme en el ejército e ir a la guerra, ¿por qué no puedo jugar al baloncesto durante 48 minutos y luego irme a mi casa?", declaró, desafiante, el pívot de los Pacers de Indiana, que en su momento saltó directamente a la NBA desde su instituto.
O'Neal tiene razón en una cosa. En los deportes predominantemente blancos, como el béisbol y el hockey sobre hielo, así como en el tenis, o en lo que afecta a los niños actores y cantantes, la de alguna manera explotación infantil es un tema tabú. Solo en el baloncesto y el fútbol americano, cuyos protagonistas a nivel profesional son mayoritariamente negros, levantan controversia las altísimas cantidades de dinero que se llevan jóvenes de 18 o 19 años procedentes por lo general de barrios pobres y familias destrozadas.
Pero para que se lleve a cabo el plan de Stern deberá pasar por una dura prueba en los próximos meses. Sólo si el sindicato de jugadores acepta sus medidas como parte del nuevo convenio colectivo de la NBA, a firmar el próximo verano, se podría elevar la edad de entrada en el draft. Si no se llega a un acuerdo dentro del nuevo marco laboral, será difícil que se vea baloncesto la próxima temporada.
Johnson y Bryant
Pero las razones que están detrás de la determinación de Stern son opacas. Si se le preguntara a los Cavaliers de Cleveland y a los Suns de Phoenix dónde estarían en estos momentos si no fuera por LeBron James y Amare Stoudemire, que pasaron del instituto a ser elegidos novatos del año en la NBA, seguramente la respuesta seria contraria a los deseos de Stern. La misma duda se le podría proponer a los Lakers de Los Angeles, que en 1979 eligieron en el draft a un muchacho de 19 años de nombre Magic Johnson y en 1996 a otro de apenas 17 llamado Kobe Bryant.
Seleccionar en el draft a jugadores de instituto se puede convertir en un problema para aquellas franquicias que, en vez de hacer sus deberes, se dejan seducir por el tamaño y el poderío físico de ciertos chavales sin tener en cuenta su conocimiento de los fundamentos básicos del baloncesto.
Por ello los equipos deben intentar buscar a los nuevos LeBron James o Carmelo Anthony y evitar elegir a un DeSagana Diop, un pívot senegalés con futuro, pero poco pulido, que fue elegido en el octavo puesto en 2001 por los Cavaliers proveniente directamente del instituto. Desde entonces, Diop ha promediado 1,6 puntos y 2,6 rebotes por partido, números por los que ha recibido nada más y nada menos que 10 millones de dólares, casi 8 millones de euros.
Russ Granik, el segundo de Stern, declaró que la NBA necesita un sistema de canteras, igual que lo tienen el béisbol y el hockey, pero hasta que ello ocurra se debe evitar que los clubes se enfrenten al dilema de tener que escoger a jugadores que sólo conocen los pabellones colegiales. Parece como si Granik estuviera más preocupado por la Liga que por los jugadores. Y es que el dilema no tiene que ver tanto con el color negro, en contra de lo que dio a entender O'Neal, como con el verde de los billetes.
Como bien dijo sir Charles Barkley, sería irresponsable que Stern culpara del bajo nivel de la NBA a los jóvenes que pueblan las franquicias en vez de hacer un llamamiento a los entrenadores, profesionales y aficionados, que obligan a sus jugadores a pasar mas tiempo en el gimnasio que en el parqué aprendiendo y puliendo el tiro, el pase e incluso el bote del balón.
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