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Crónica:FÚTBOL | 33ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

Nuevo desastre del Atlético

Osasuna se impone por segunda vez en una semana al cuadro de Ferrando, incapaz de retener el balón

El principal hándicap del Atlético es su alarmante incapacidad para mantener el balón. Pese a contar con un jugador temporizador, Colsa, y dos grandes conductores, Ibagaza y Gronjkaer, sus jugadas en El Sadar no duraron más de un suspiro. Cuando montaba las alas y se organizaba em el centro del campo, el cuero desaparecía de sus botas, obligándole a bascular de nuevo y recuperar posiciones. El resultado fue claro: en la primera mitad ni un tiro a puerta y demasiados kilómetros en sus piernas.

Osasuna tampoco manejó el balón con propiedad, pero fue certero en el ataque. Su plantel de suplentes se adelantó con una jugada por la izquierda de Delporte, que templó y Aloisi remató con mucha potencia a la carrera.

OSASUNA 1 - ATLÉTICO 0

Osasuna: Sanzol; Expósito, Cuéllar, Flaño, Corrales; David López (Izquierdo, m. 84), Puñal; Moha, Aloisi (Sota, m. 59), Delporte (Valdo, m. 65); y Milosevic.

Atlético: Leo Franco; Velasco, Pablo, Perea, Sergi (Salva, m. 46); Colsa (Braulio, m. 78), Luccin; Gronkjaer (Núñez, m. 88), Ibagaza, Antonio López; y Fernando Torres.

Gol: 1-0. M. 4. Centro de Delporte desde la izquierda que cabecea con mucha fuerza Aloisi.

Árbitro: Pérez Burrull. Amonestó a Flaño, Moha, Gronkjaer, Luccin, David López y Pablo. Expulsó a Cuéllar por doble amarilla (m. 83).

16.254 espectadores en El Sadar.

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Ferrando se niega a arrojar la toalla europea

El encuentro comenzaba extraño y destemplado, con mucha presión para el Atlético y la sensación de dejà vu después del partido copero del miércoles. Sólo el tanto del australiano salvó la primera mitad, en la que Torres fue un espantapájaros cosido a patadas y agarrones. El miedo a que el internacional se asomase al área era tal que no importaban demasiado los medios para neutralizarlo. Y eso que los dos centrales de Osasuna eran de circunstancias, Cuéllar y Flaño, que tampoco tuvieron demasiados problemas para detener los ataques rivales. Los madrileños lo hacían todo solo.

César Ferrando, habituado a los remiendos de última hora, buscó en el banquillo a un delantero y encontró a Salva, que ya había servido como sustancia ofensiva en el último tramo de la Copa. Torres agradeció la presencia de un puntal fijo en el área de Sanzol. El Atlético, un poco más compuesto y aliñado, se abrió más, calmó las posesiones y empezó a atacar desde atrás tratando de romper la defensa rojilla por las costuras. Sin embargo, pese al orden y las nuevas órdenes tácticas, su juego no pasó de discreto.

Las posibilidades europeas del Atlético volaban al ritmo de los minutos y Osasuna trataba de perder el máximo tiempo posible, subyugando sus ataques a los balones largos para Milosevic, que no estuvo fino y apenas tuvo opción de bajar la pelota, darse la vuelta y probar a Leo Franco. Por la banda derecha, el peligro navarro tampoco llegaba. El invento de Javier Aguirre probando al zurdo Moha por el lateral diestro no dio fruto.

El mexicano, para tratar de controlar el partido, que se le escapaba por momentos, se decantó por otra solución novedosa. Hizo debutar al canterano Sota, que disputaba su primer partido como profesional y demostró maneras de clase, aunque la sombra del sancionado Pablo García es demasiado alargada. El sacrificado en la sustitución fue Aloisi, una declaración de intenciones a la hora de valorar riesgos y resultados ajustados.

Precisamente desde el centro del campo surgió una de las pocas ocasiones del Atlético. Salva encaraba tras un pase desde la medular, pero la intervención de Cuéllar con una entrada dura quebró las posibilidades del delantero. La falta, botada por Antonio López, fue un esperpento.

Con la desesperación por bandera e Ibagaza y Torres tratando de llevar el balón desde atrás, los atléticos dieron una vuelta más a la tuerca. Si durante los primeros 25 minutos de la segunda mitad supieron llevar el ritmo y manejar la línea central, después volvieron a ofrecer esa imagen de conjunto caótico, empeñado en llevar el balón arriba sin tener en cuenta si los delanteros estaban o no.

El desastre, para Ferrando, sólo se podía superar con más delanteros y Braulio sustituyó a un diluido Colsa con el objetivo de masacrar a Osasuna. El canario fabricó una jugada magnífica por la derecha y dejó el balón a un desafortunado Salva. Quedaban diez minutos y, como en el choque de la Copa, Cuéllar volvió a ser expulsado por una notable tarascada a Fernando Torres. Sin tiempo para mucho más, Osasuna trató de parar el reloj con las viejas arterías del fútbol. Y lo consiguió. En tres días el Atlético volvía a ser superado por Osasuna, que. esta vez sin superioridad clara, por lo menos demostró tener pegada y casi tiró sus ilusiones europeas. El cuadro navarro se garantiza su permanencia en Primera.

Antonio López intenta que Cuéllar no se haga con la pelota.
Antonio López intenta que Cuéllar no se haga con la pelota.LUIS AZANZA

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