Soriano dice que la tarjeta que envió a Aguirre sobre un vídeo del 11-M no era una "consulta"

El director general del ente público RTV-Madrid, Manuel Soriano, se defendió ayer en la Asamblea regional del alud de críticas que recibió desde la oposición por la tarjeta que remitió al jefe de gabinete de la presidenta, Esperanza Aguirre, en la que afirmaba que uno de los documentales que iba a emitir Telemadrid sobre el 11-M había quedado "bastante bien cinematográficamente e ideológicamente". Soriano matizó que dicha nota "no era una consulta sino una comunicación" a la jefa del Ejecutivo. El PSOE exigió la dimisión del responsable de Telemadrid por su "sometimiento" al PP.

"Por ética y por dignidad", los socialistas exigieron por la mañana la dimisión del director general de Telemadrid en la Asamblea. Por la tarde reiteraron la petición en el seno del consejo de administración del ente público ante "la evidente manipulación de la información, la caza de brujas y la mala gestión económica", según explicó uno de los consejeros del PSOE.

El origen de ambas peticiones es la tarjeta manuscrita que Soriano remitió al jefe de gabinete de Aguirre, Regino García-Badell, junto a una copia del documental titulado 11-M. Historia de un atentado. Este trabajo, coproducido por Telemadrid y El Mundo TV, con la colaboración de la televisión pública valenciana, se emitió en dos partes, el 11 y 12 de marzo pasados. Sobre el contenido del vídeo, la nota decía: "Pásaselo a la Presidenta. Creo que ha quedado bastante bien cinematográficamente e ideológicamente". Soriano fue jefe de prensa de Aguirre en el ministerio de Educación y en el Senado.

Durante su comparecencia ante el Parlamento regional, el director general admitió haber remitido dicha tarjeta el 7 de marzo, cuatro días antes de la emisión de la primera parte del documental, y agregó que "nunca" ha consultado "nada" con Aguirre. Puntualizó que decir que había quedado bastante bien ideológicamente significa que "era correcto desde el punto de vista de que no había apología del terrorismo, ni del islamismo radical; ése era el sentido, en un asunto extraordinariamente delicado".

Y agregó: "Todos sabemos que hay teorías e ideologías que se denominan de izquierda o comunista o socialista que justifican el terrorismo; entonces, hacer una aclaración de que es un vídeo correcto desde ese punto de vista ideológico me parece que no es un motivo de escándalo".

Sobre la información que ayer difundió el PAÍS dijo que "es una auténtica manipulación más y falta a la más mínima deontología profesional". Sobre el vídeo sostuvo que no provocó la más mínima polémica "y, sin embargo, se miente deliberadamente para tergiversar la realidad". Igualmente, consideró "muy triste" que "el destino de un partido llamado socialista y obrero" (en referencia al PSOE) "esté al servicio de un grupo de comunicación privado", en alusión a PRISA, editor de El PAÍS.

Soriano insistió en que Telemadrid no había participado en la producción del documental. Un comunicado oficial de la cadena aclaró que la televisión autonómica aportó una cantidad económica con cargo al 5% para fomentar el sector audiovisual español. Y precisó que 11-M. Historia de un atentado "es una producción cinematográfica, la primera que como coproductor emite Telemadrid en el último año".

Especialmente contundente fue el líder de los socialistas madrileños, Rafael Simancas, que calificó a Soriano de "comisario" político encargado de defender "la pureza ideológica de la información". Consideró que Aguirre "sólo ve Telemadrid como un instrumento de adoctrinamiento ideológico de los ciudadanos". El vicepresidente primero del Gobierno regional, Ignacio González, salió en defensa de Soriano y dijo que "quien quiera ver un caso de manipulación está muy equivocado".

También los trabajadores de Telemadrid censuraron la actuación del director general y pidieron su dimisión. Para las tres centrales sindicales representadas en el ente autonómico (CC OO, UGT y CGT), los términos en los que se ha expresado Soriano en la carta que dirigió al jefe de gabinete de Aguirre son "muy graves" porque "ponen en cuestión la independencia y el pluralismo de Telemadrid como medio de comunicación público".