La trágica fuga de Coco y familia
La policía abatió ayer a uno de los seis chimpancés que escaparon de su jaula en el zoo de ValenciaLa policía abatió ayer a uno de los seis chimpancés que escaparon de su jaula en el zoo de Valencia
Aprovecharon un descuido, siguieron la luz y escaparon de la jaula. La fuga que ayer protagonizó una familia de chimpancés en el zoo de Valencia acabó con la vida del macho. Coco, un primate de 32 años, fuerte, bruto, rebelde, agresivo, que llegó a Valencia en 1978 y con un pasado que incluía una escapada en 1998 aunque fugaz, salió ayer de la instalación para pasearse por el zoo, saltar la valla que separa el recinto del museo San Pío V, volver sobre sus pasos e intentar saltar la verja que le daba acceso a los jardines de Viveros. Tras él, su compañera, Mirinda, un año mayor que él, y los hijos de la pareja: Chispi, nacida en 1987; Kate, de 1991, Pascualín, de 1999; y un bebé nacido el 27 de marzo. Eran las 9.00. Una hora después, Coco moría de los disparos de la policía.
Juan Fabregat, encargado del zoo, regresó a dos de los animales de la mano
"El cuidador y dos personas de prácticas entraron a limpiar la jaula", explicó Juan Fabregat, encargado del zoo. "Hubo un error. Hay dos puertas para acceder desde el corredor interior de las instalaciones, a través de un pasillo. Y otras dos para entrar al interior de la jaula que es visible por el público. Los animales estaban entre unas y otras mientras se limpiaba el resto de la instalación. El cuidador salió y cerró todas las puertas menos una porque los cuidadores estaban dentro. Los cuidadores, a su vez, salieron y no cerraron justo una de las que comunica la jaula con el pasillo. La familia alcanzó el corredor y luego el exterior", relató. Al ver a los chimpancés, Juan dio la alerta -el zoo estaba aún cerrado al público-. "El cuidador, la veterinaria, Loles Carbonell, y yo intentamos que volvieran. Loles cargó siete dardos narcóticos, que se disparan con cerbatana a dos metros. Un dardo impactó sobre Kate. A Chispi y Pascualín los entré de la mano. No disparamos a Miranda porque lleva el bebé y le da de mamar; entró en una jaula transportable. Disparé a Coco, pero me rompió la cerbatana. Fue imposible dominarlo. Cuando iba a saltar al jardín público, no se pudo hacer nada, se arriesgaba la seguridad de las personas", dijo. "La policía tuvo que abatirlo"
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