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Reportaje:

Del Monaco enseña y aprende en Alcalá

El famoso director operístico imparte un taller para jóvenes cantantes con los que montará fragmentos líricos en junio

Giancarlo del Monaco está considerado como uno de los grandes directores de escena operísticos que hay en el mundo. Además posee profundos conocimientos musicales, adquiridos desde la cuna, ya que es hijo del gran tenor Mario del Monaco.

Este pope internacional está dando un Taller de Interpretación Escénica para Cantantes Líricos a través de la Fundación General de la Universidad de Alcalá de Henares, un proyecto único en su género y pionero a la hora de acercar la ópera al ámbito universitario. Y además el director imparte el taller completamente gratis: "En realidad me dan 26 euros diarios para comida, gasolina y taxis", dice con humor aunque aclara que tenía ganas de hacerlo porque se considera un hombre con suerte: "Quería ayudar a un mundo tan difícil como el teatro y la ópera, en un momento en el que hay obsesión por el dinero, porque el dinero es la puta más importante de la sociedad", sostiene.

"Es un lujo tener a este hombre tan sabio enseñándonos cosas", comenta un alumno

El maestro italiano cuenta cómo nació este "entretenimiento pedagógico". "Todo surgió de un modo instintivo, culturalmente hablando. Di una conferencia en la Universidad de Alcalá y el rector, Virgilio Zapatero, me recibió en su despacho estilo renacimiento; a la salida atravesamos un hermoso patio y comenté que era fantástico para representar una ópera y a partir de ahí apareció su gente y me liaron".

Ese fue el embrión de este taller concebido como un master de alta especialización teatral para cantantes de ópera. Los alumnos se buscaron entre escuelas de música y centros de formación de numerosos países. Despúes vino una importante selección entre los 150 jóvenes aspirantes. Se escogieron a 15, algunos de ellos parcialmente becados. Todos ellos buscan en este taller una formación integral que facilite su lanzamiento profesional.

En total serán 250 horas lectivas las que impartirá del Monaco, hombre formado en Alemania desde 1965, donde vivió 40 años, aunque no hay más que observarle para concluir que es puro mediterráneo.

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A alumnos y profesores les incentiva el hecho de que como culminación del curso se ofrecerá una representación abierta y gratuita en el Histórico Colegio de San Ildefonso, fundado por Cisneros en 1500, en el patio de Santo Tomás que tanto impresionó a del Monaco.

Los alumnos representarán como clusura del taller y del curso académico fragmentos de Payasos de Leoncavallo, dos actos de La Boheme de Puccini y el cuarto acto de Rigoletto, de Verdi, acompañados por dos pianos. Será la noche de San Juan, que tradicionalmente se celebra el día 23 de junio.

El maestro ha contado estos meses con Jorge Rubio, como director musical y profesor colaborador, quien destaca el hecho de que ve a los alumnos crecer profesionalemente cada semana: "Aunque a veces hasta les hace llorar", dice. También se ha contado con otros profesores invitados, como Ruggero Raimondi, Emilio Sagi, Aquile Machado o Ángeles Blancas.

"Todos hemos hecho un grupo muy familiar y muy democrático, donde sólo habla y manda el director de escena", suelta riéndose a mandíbula batiente, aunque añade algo más serio: "No es un curso dogmático, hablamos de técnica vocal, de la concentración escénica, de cómo analizar física y psicológicamente a los personajes, lo cierto es que yo también aprendo mucho con ellos", dice del Monaco que piensa que no conoce un trabajo en el que el maestro no aprenda de los discípulos". A todos les aplica su personal método stanivslaskiano, en el que cree profundamente y con el que trata de que los artistas se identifiquen con los personajes.

Entre los alumnos hay varias nacionalidades. El venezolano Óscar Martos trabajó de camarero-cantante para pagarse el taller y dice que es impagable que a uno le enseñen a ser libre en la escena.

Antonio Ruiz de Alarcón apunta que es curioso verse evolucionar con del Mónaco en poco tiempo: "Pequeños detalles sirven mucho para coger seguridad". Su compañera de taller, Ana María Hidalgo sostiene que el curso la está sirviendo para tomar conciencia de lo que es la escena: "Son cursos muy necesarios para nuestro oficio y en España no hay manera de encontrarlos, por lo que subimos a un escenario sin conocimiento escénico alguno", dice esta alumna a la que no le importa el alto importe del curso (2000 euros): "Prefiero que cueste y sea con gente reconocida y sabia como este hombre, que es un lujo..., lo que es carísimo es pagar mucho menos y perder el tiempo con alguien que no te ayuda tanto".

Unos y otros se quedan en total silencio. Empieza el taller y dos alumnos, el peruano Andrés Veramendi y la española Sandra Ferrández, poseedores de voces excepcionales, se transforman en personajes de La Bohème.

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