Pedrosa, a lo Doohan
El campeón español de los 250cc se exhibe desde el principio hasta el final
No miró una sola vez atrás. No hacia falta. A las doce y cuarto arrancó la prueba de los 250cc. A las doce y cuarto, Dani Pedrosa era el líder. Y a la una y un minuto finalizó con Pedrosa como líder. Veintiséis vueltas, 114 kilómetros, se pasó el campeón vigente de la categoría, que lo es y que lo será si nadie le tose, disfrutando encima de su Honda, de la mejor máquina que en esta cilindrada existe y que está en manos del mejor corredor.
Salvando todas las distancias, la exhibición de Pedrosa en Jerez tiene enormes paralelismos con las que se marcaba el australiano Mike Doohan, uno de los más grandes de la historia, cinco veces consecutivas campeón mundial en la máxima categoría. Salía Doohan el primero y los rivales se pasaban la carrera viéndole de lejos la chepa. Eso hizo ayer Pedrosa, que, en la pretemporada, advertía respecto a algunas dudas sobre su moto.
"No creía que supusiera tanto ganar aquí. Nunca he visto tanta emoción en una afición"
Que no las tenga, porque es la misma con la que deslumbró el pasado curso, aunque con una sustancial mejora: tiene más potencia, superando los 110 caballos, si bien la cifra exacta pertenece al secreto del sumario.
Con ella voló el español, que tardó concretamente 500 metros en escaparse. Quien más cerca le vio fue el argentino Sebastián Porto, su único rival o algo parecido, que, sin embargo, tiró enseguida la toalla. Porque el catalán era una máquina de precisión. Clavaba el tiempo, vuelta tras vuelta, como si de un ejercicio memorizado se tratara. Y en cada una aumentaba su ventaja, que, al final, fue tan sólo de dos segundos porque en el último tramo, en un circuito en el que se levantaba demasiado polvo por culpa de la tierra que hasta el último día se ha removido en las proximidades, bajó el ritmo para no arriesgarse a una caída.
Pero Pedrosa no corría contra Porto. Lo hacía contra sí mismo. No pudo ver, porque él iba delante, cómo en la novena vuelta Hiroshi Aoyama se pegaba un costalazo de cuidado. Se topó Aoyama con Héctor Barberá y colisionaron, pero éste logró seguir en liza. Alberto Puig, el mánager del japonés, que también lo es de Pedrosa, exigió disculpas a Barberá y su equipo y no las encontró.
No pudo ver tampoco Pedrosa, que iba a lo suyo, el magnífico papel de los cuatro pilotos que acaban de dar el salto desde los 125cc. El italiano Andrea Dovizioso, Barberá, Jorge Lorenzo y Roberto Locatelli entraron el cuarto, el quinto, el sexto y el séptimo, en fila india. A ocupar esos puestos les ayudó, sin duda, que se produjeran un par de accidentes -"el polvo, el maldito polvo", decían algunos pilotos-, como los del francés Randy de Puniet y el australiano Casey Stoner, que tuvieron que abandonar cuando iban terceros.
Pero de todo esto se enteró Pedrosa después, cuando se bajó del podio. Ninguno de ellos, por mucho que Lorenzo declare que se ve capaz de batirle, parece en condiciones de frenarle. Y Porto levantó un mar de dudas. Decía el español, callado, modesto como es, que esto sólo acaba de empezar. "Es muy pronto", decía, "aunque la moto ha respondido perfectamente". Destacó Pedrosa que ayer fue la primera ocasión en que subió al podio en el circuito de Jerez. "No creía que supusiera tanto ganar aquí. Nunca he visto tanta emoción en una afición", declaraba antes de retirarse a estudiar de nuevo la carrera, como si algo de ella pudiera mejorarse.
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