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El grupo MG Rover, al borde de la suspensión de pagos

MG Rover, el único fabricante de automóviles genuinamente británico, se ha declarado insolvente y en suspensión de pagos, según afirmó anoche la ministra británica de Industria, Patricia Hewitt. La compañía, que había anunciado por la mañana la paralización temporal de la producción por falta de suministros, declaró a la BBC que aún no ha llamado a los administradores y que la declaración de Hewitt "no es correcta", aunque ha pedido asesoramiento a PricewaterhouseCoopers en ese sentido.

La crisis se ha precipitado tras quedar rotas las conversaciones para que Shanghai Automotive Industry Co (SAIC) adquiera el 75% de Rover. La crisis pone en peligro 6.100 empleos directos en la factoría de Birmingham y 15.000 indirectos, y también pone en aprietos políticos al Gobierno del laborista Tony Blair, que presenta la solvencia de la economía como el eje de su programa para ganar las elecciones legislativas del 5 de mayo y se enfrenta a un voto de castigo entre el decepcionado electorado de las zonas industriales de la Inglaterra profunda.

Pese a esa presión electoral, el Gobierno no ha querido aprobar un crédito puente de 100 millones de libras (145 millones de euros) porque lo ha condicionado a que se llegue a un acuerdo con SAIC. "Hemos hecho absolutamente todo lo posible para llegar a un acuerdo", afirmó anoche la ministra en Londres. Un equipo del Ministerio de Industria viajó la semana pasada a China para forzar el acuerdo y Tony Blair habló el miércoles durante 25 minutos con su homólogo chino, pero fuentes de SAIC declararon a la agencia Press Association que "no puede haber acuerdo".

SAIC ha puesto como condición para adquirir Rover que ésta reciba el crédito por dos años, pero ese préstamo "no ha llegado y SAIC no puede hacer nada". Londres quiere que el préstamo sea sólo por seis meses para evitar que la ayuda sea incompatible con la ley europea de la competencia y quiere que los actuales accionistas, Phoenix Venture Holding, pongan dinero para reflotar la compañía.

Phoenix, formada por cuatro empresarios británicos, se hizo cargo de Rover en 2000 después de que BMW se mantuviera apenas dos años. BMW, que sufrió cuantiosas pérdidas en Rover, otorgó a los nuevos gestores un préstamo sin intereses por 427 millones de libras (625 millones de euros). Rover nunca ha salido del agujero, pero los accionistas de Phoenix y a la vez directivos de Rover han sacado beneficios enormes a través de pagas y operaciones dudosas. Un directivo de BMW les calificó el año pasado de "la cara inaceptable del capitalismo".

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