Mucho que perder en Albacete
El Madrid viaja con Ronaldo y acosado por la idea de que puede despedirse del curso
En un clima distendido, de declaraciones definitivas pero poco convincentes, ya enfilando las vacaciones más que las celebraciones, el autobús del Real Madrid partió ayer hacia Albacete a jugar el primero de los nueve partidos que le quedan para terminar la temporada. El primero de una serie de nueve ocasiones para perderlo todo o seguir alimentando débiles expectativas en la carrera por la Liga. "Es un partido peligroso", avisó el técnico madridista, Vanderlei Luxembugro; "tenemos más que perder que ganar".
Esta fue la segunda cosa que dijo Luxemburgo sin ajustarse al riguroso orden institucional. La primera fue su intención de alinear a Ronaldo en el Carlos Belmonte. El máximo goleador madridista regresó ayer de Brasil -tras quedarse un día más en Río con su pareja, que espera un hijo-, se entrenó y su preparador confirmó que hoy le alineará de entrada. "Ronaldo ha tenido un problema con su mujer", dijo Luxemburgo; "pero no habrá ningún problema para que pueda jugar".
Luxemburgo, contra sus convicciones: Guti, de media punta; Figo, de extremo derecho
La presencia de Ronaldo en el equipo fue la principal novedad del Madrid. Una buena noticia para Luxemburgo, que se ha pasado la semana cargando de entrenamientos a los jugadores que no viajaron con sus selecciones y dando entrevistas a diario y anunciando en cada una que la Liga no estará perdida mientras no esté "aritméticamente perdida".
Perdida o no, con Luxemburgo o sin él, la clasificación siempre ha sido propiedad del Barcelona, que también iría de líder si sólo se contabilizaran las jornadas a partir de la llegada del entrenador brasileño. Ahora, con este tipo de declaraciones, tanto Luxemburgo como su presidente, Florentino Pérez, intentan evitar un descalabro mayor: el desánimo y la pérdida del segundo puesto, que da acceso directo a la Liga de Campeones.
El Barça se ha convertido en la referencia madridista. Un empate o una derrota en el Carlos Belmonte no dejarán al Madrid fuera del campeonato de forma aritmética, pero sembrarán de inseguridad al club y al equipo a una semana del partido contra el máximo rival. El clásico es una cita que los jugadores aguardan con fatalismo y los dirigentes esperan como la última posibilidad de redención. La última ocasión de arrancarle una alegría a la temporada y una posibilidad para ganar tiempo y argumentos que sustenten la doctrina oficial: la Liga no estará perdida hasta que lo esté de manera "matemática".
A una semana de recibir al Barça, el viaje del Madrid a Albacete se presenta como un obstáculo difícil. Primero, por la inercia estadística. El Madrid no gana fuera desde el 13 de enero, cuando se impuso a Osasuna en los últimos minutos. Al choque de El Sadar lo sucedieron tres derrotas, en A Coruña, Turín y Getafe, y un empate, en Valencia. A la mala racha se suman las bajas y los problemas físicos. Beckham está lesionado y Zidane sancionado. Tras el entrenamiento de ayer, la mayoría de los futbolistas buscaron sus coches medio cojos o con dolores. Casillas, Raúl y Roberto Carlos arrastran molestias tras los partidos de selección. Los demás se confiesan cansados y con agujetas después de una semana con dobles sesiones.
Ante la disminución de los recursos, Luxemburgo se ha visto obligado a ir contra sus convicciones. Por un lado, contará con Guti para ocupar la media punta. No confía en él, pero las ausencias le han impulsado a ensayar su alineación. Y lo que es más dramático: Figo regresa a la banda derecha. Días después de proclamar que no cree en los extremos, esta semana Luxemburgo ha pedido a Solari y Figo que se abran a las bandas.
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