Introducción al 'lobby' en la Bolsa
La Fundación de Estudios Financieros reivindica la presión sobre los legisladores para evitar las facturas de los abogados
"El modelo liberal capitalista no es algo que tengamos adquirido para siempre, debemos legitimarlo cada día, como el matrimonio". Aldo Olcese, impulsor y presidente de la Fundación de Estudios Financieros (FEF), ilustró ayer en la Bolsa de Valencia a un selecto auditorio de financieros, empresarios y profesionales sobre las ventajas del lobby, en su más pura acepción de grupo de presión. Es más barato influir y presionar a los gobernantes cuando redactan disposiciones legales para adaptarlas a "nuestros intereses" que contratar abogados para pleitear con cualesquiera responsables políticos cuando se aplican, explicó Olcese. Más aún, "es nuestra corresponsabilidad, debemos cooperar con los políticos y para eso entran en juego nuestras fundaciones".
El presidente de honor de la FEF es el presidente de Gobierno desde la constitución de la entidad durante la pasada legislatura como un símbolo de "la correcta interacción de lo público y lo privado" que pregonó Olcese.
La FEF ofrece cursos a los jueces de la Audiencia Nacional o el Tribunal Supremo para introducirles en los vericuetos de las últimas técnicas financieras, presenta estudios e informes al Gobierno o la Comisión Europea y tiene previsto plantear a las autoridades estadounidenses sus reflexiones sobre la necesidad de coordinar la normativa contable a ambos lados del Atlántico.
Olcese acudió ayer a Valencia para ratificar un convenio con la Fundación de Estudios Bursátiles y Financieros -"ahora tendréis que trabajar", anunció a los asistentes- porque "el centro de decisión", Madrid, es demasiado estrecho.
En un informe sobre los fondos de capital riesgo, la FEF identifica a las empresas familiares consolidadas que necesitan financiación para acometer nuevos retos como receptor modélico de tales inversiones. Pero Olcese prefirió concentrarse en "las carteras industriales de los grandes bancos", supuestamente amenazadas por la nueva legislación europea y condenadas a caer en manos de grandes inversores, al estilo de los fondos de pensiones estadounidenses, que, desgraciadamente, brillan por su ausencia en Europa.
Francisco Camps y Juan Costa, presidente de la Generalitat y asesor del Fondo Monetario, no dejaron de mirar el reloj durante su intervención.
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