España se queda corta
Los de Luis demuestran ser mejores que Serbia pero no encuentran el gol
Varios escalones por encima de Serbia y Montenegro, España se quedó corta en Belgrado, donde sólo atrapó un punto por su falta de convicción. En un duelo inicialmente anestesiado por la tibieza de las dos selecciones, que viven tiempos de rebajas, a la selección de Luis primero le faltó decisión y luego acierto para ganar un partido en el que siempre estuvo por encima de su rival. Pero en estos tiempos no le alcanza. El grupo se muestra demasiado mustio en algunas fases del juego, excesivamente liviano, y le falta mucho picante frente a la portería rival. Así le ocurrió frente al líder del grupo, al que domesticó sin grandes agobios pero no pudo superar en el marcador cuando se le propuso, en el segundo periodo.
SERBIA 0 - ESPAÑA 0
Serbia: Jevric; Vidic, Gavrancic, Krstajic; Koroman (Basta, m. 76), Duljaj, Stankovic, Djordjevic, Dragutinovic; Milosevic (Ilic, m. 64) y Kezman (Jestrovic, m. 79).
España: Casillas; Puyol (Juanito, m. 46), Pablo, Sergio Ramos, Del Horno; Albelda; Joaquín, Xavi, De la Peña (Raúl, m. 46), Reyes (Antonio López, m. 62); y Fernando Torres.
Árbitro: Massimo Busacca (Suiza). Amonestó a Sergio Ramos, Djordjevic y Albelda.
Unos 50.000 espectadores en el Pequeño Maracaná de Belgrado.
Fue un duelo anestesiado por la tibieza de las dos selecciones, que viven tiempos de rebajas
De entrada, España se sintió aliviada por el empate y durante todo el primer tramo se dejó llevar frente a un equipo que apenas le hizo algún rasguño. La selección de Luis llevó la iniciativa, pero le faltó grandeza para sellar el envite a su favor. Esta España no está para grandes aventuras, destila cierta desconfianza y le basta con masticar los puntos. No importa que el contrario, en este caso Serbia y Montenegro, se muestre como un equipo más bien plano y ramplón. España gobernó el juego sin agobios, pero de forma muy contemplativa, con el freno de mano bien ajustado hasta que en el segundo acto, con Raúl como escudero de Torres, el equipo dio un paso al frente. Entonces le faltó pegada. Un dato elocuente: sumados los viajes a Bosnia, Lituania y Serbia -tres rivales del pelotón-, España ha marcado un gol.
Con Xavi y De la Peña al timón, el equipo español manejó la pelota con cierta soltura, aunque sin profundidad alguna. Luis quiso ensanchar el campo con Joaquín y Reyes abiertos en los extremos, pero los dos andaluces pasaron la noche destemplados, fuera de onda, sin lanzar un pique a sus marcadores. El caso de ambos es significativo. Joaquín es una incógnita en cada partido, una veleta. A veces está y otras muchas no se le espera. El asunto de Reyes está aún más enquistado. No hay forma de que el jugador del Arsenal deje huella en la selección. Sus apariciones son una cadena de fracasos, no da con la tecla adecuada y el equipo añora partido tras partido a Vicente.
Dimitidos los dos extremos, Torres quedó aislado y el equipo fue tan ancho como largo, con Xavi e Iván lejos del delantero rojiblanco. Ambos son dos magníficos pasadores, pero no se distinguen por sus embestidas en el área contraria, máxime si los extremos no se ofrecen por las orillas, se aventuran por el carril y dan pie a la llegada de la segunda línea. Cegados Reyes y Joaquín, Torres se convirtió en el único objetivo posible de los centrocampistas españoles. Y también de los centrales serbios, que le mordieron los tobillos con saña.
Luis cambió el mapa al inicio del segundo tiempo: prescindió de De la Peña y destapó a Raúl del banquillo. Un cambio para tener más peso ofensivo, aun a costa de perder un faro. En realidad, Luis apostó por la idea que más le seduce. Sólo las dos buenas actuaciones de lo Pelat ante San Marino y China y un supuesto problemilla físico de Raúl le habían hecho aparcar 45 minutos su esquema preferido. Con el capitán en el campo, el equipo interpretó mejor el mensaje del técnico y apretó a los serbios con mayor firmeza. Una pillería del propio Raúl -que le robó la pelota a Krstajic cuando éste daba salida al juego serbio- derivó en un remate de Torres a dos palmos del portero local que se fue por encima del larguero. Poco antes Juanito había tenido otra fabulosa ocasión tras un córner. Dos señales del arreón español que sirvieron para frenar al equipo de Serbia y Montenegro, ligeramente más envalentonado al inicio del segundo periodo, aupado por un disparo de Kezman al poste en un mano a mano con Casillas. Para entonces ya no estaba Puyol, lesionado al filo del descanso, y el juego español ya era más vertical que horizontal. El equipo perdió algo el control del juego, pero tampoco fue un enorme trance para España, dado el escaso empuje de Serbia, que, a excepción del mencionado remate de Kezman, apenas dio tajo a Casillas. Con más o menos decisión, España siempre llevó el pulso del encuentro, aunque haber descontado un tiempo le dejó en tablas. Su tercer empate como visitante le mantiene por detrás de Serbia, a la espera de que los balcánicos aterricen en España en el mes de septiembre. Tiempo más que suficiente para que Luis ajuste el mecano y el equipo refuerce sus convicciones. Hoy por hoy es un equipo muy tierno.
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