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Columna
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Y qué de cirios

La semana se ha resuelto, paso a paso, con el propósito -reparen: todavía a estas alturas- de sacudirse de encima la derrota electoral. Y, como era de esperar, las filas conservadoras más recalcitrantes y penitentes, aún marchan, al redoble del tambor, tratando de echar cilicios fuera, y de endilgárselos a sus adversarios, si cae esa breva, que no termina de caer, a lo que se ve, con la cantinela de una comisión del 11-M, que llegue hasta el infinito y más allá. ¿Paso a paso, por qué no se aprietan bien cíngulos y machos, y asumen de una vez el fracaso de una mala y confusa gestión política, en aquellos terribles días de los sangrientos atentados, y dejan ya de ponerse tan en evidencia, con sus gatuperios y provocaciones? ¿Paso a paso, se percatarán de que han tomado el itinerario erróneo, justamente ese que sólo puede conducirlos al delirio o a la caricatura? ¿Paso a paso, les entrará siquiera una pizca de sosiego y algo de sensatez, la suficiente, mire, usted, como para desistir de esa su estrategia de una pretendida crispación de la vida pública, en este domingo de aleluyas? Y qué de cirios más por los parajes autonómicos. Aquí mismo, sin ir más lejos, continúan las luchas intestinas del PP: en Elche finalmente los partidarios del portavoz popular del Congreso, en una operación de audacia y acoso, le ganaron por la mano a la dirección regional: la concejala Andrea del Castillo de obediencia zaplanista desplazó a Manuel Dobón, uno de los leales del presidente Camps. Pocos días antes, y a cuenta de la visita de Mariano Rajoy, a una Valencia en Fallas, si los campistas reprocharon a los cargos de probada fidelidad a Zaplana de ausentarse y hacerle así un feo a los líderes nacional y de la Comunidad, los zaplanistas, por su parte, calificaron de instrumentalización tal visita y alegaron que era previamente y más que de sobras conocido el viaje a Cádiz de Julio de España, Alicia de Miguel y Gema Amor, para asistir a la entrega de una distinción a Eduardo Zaplana. Menudo cirio endogámico y luego, claro, los que se montan con los socialistas, aun en medio de los días feriados y del desorbitado tráfico rodado y peatonal: está el tema de los tanatorios y crematorios del barrio de Babel de Alicante, o sea, que hay quien quiere hacerse con el monopolio de la muerte, sin escrúpulos, frente a una Administración municipal incapaz de arbitrar respuestas y soluciones adecuadas. Un dirigente del PSPV le decía a este cronista que le habían sugerido a los populares la construcción de un crematorio de propiedad municipal, cerca del cementerio, para soslayar así abusos y especulaciones, que ya no hay empacho ni en negociar con las cenizas. Y está lo del Ivex, que aún colea desde la "indignidad política" argumentada por el portavoz de la ejecutiva socialista, Manolo Mata, y los 10 millones de euros que según el mismo "fueron a parar a los bolsillos de Julio Iglesias", hasta el presumible paripé de Ricardo Costa, vicesecretario del PPCV, que se obstina en que Joan Ignasi Pla, pida disculpas por "el linchamiento del Ivex". Por supuesto que el acento se carga y se seguirá cargando, sobre el debate del Estatuto. Por cierto que el cronista escuchó a un caballero que aseguraba que todo diputado rinde más si se le paga más. Toma ya, y todo maestro armero. Qué cruz.

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