Astucia muy oculta
Estudio de Troitzky, 1910. Tidskrift för Schack.
Pocos estudios causan tanto asombro como éste, en el sentido de que la posición inicial parece realmente desesperada para las blancas. Lo primero que debe intentarse es la persecución del peón pasado negro por parte del caballo, pero bastan unos segundos para comprobar que es inútil. Otro gallo cantaría si el peón de f3 estuviera en f4: entonces, 1 Cc6, d3 2 Ce5, d2 3 Cf3+ y C - d2 sería una fácil manera de empatar. Bien, pero el peón está en f3 y, por mucho que uno se restriegue las meninges, la solución parece imposible. El lector experto en resolución de estudios y problemas analizará a continuación si el caballo puede comerse el alfil, permitiendo la coronación, y construir luego una fortaleza inexpugnable. Pero se desanimará al intuir que el rey y la dama negros crearán una red de mate con suma rapidez. Sin embargo, ése es el buen camino, pero encierra un truco muy sibilino, de una sofisticación sólo alcanzable por uno de los grandes compositores, como Troitzky, y por eso resulta casi imposible descubrirlo hasta el final. 1 Cc6!, d3 2 C - a7!, d2 3 Cb5, d1D 4 Cc3, Dd6+ 5 Rh1, y aquí llega el gran descubrimiento. El rey negro no puede salir del agujero, ni por g5 ni por g3, porque recibirá un letal jaque doble en e4. Y si no sale ahora no podrá hacerlo nunca porque el caballo va a instalarse en e4, encerrando al monarca rival con una puerta blindada. La dama negra podrá dar muchos jaques, pero ella sola no logrará más que el empate. Fe de errores: el sábado 19 de marzo se omitió que el estudio de Nadareishvili había sido sugerido por el lector José Luis Molina, asiduo colaborador de esta sección.
Correspondencia: ajedrez@elpais.es
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