La liberalización de los servicios divide a los líderes de la UE
El proyecto de la Comisión Europea para liberalizar el mercado de los servicios -la controvertida directiva Bolkestein- dominó ayer la primera jornada de una cumbre con la que los líderes de la Unión pretenden reactivar la maltrecha economía de los Veinticinco. Jacques Chirac se puso al frente de quienes rechazan la norma, que a sólo dos meses del referéndum francés está provocando el aumento del rechazo a la Constitución europea.
Alemania, Suecia y Bélgica apoyan a Francia, que a última hora recibió el respaldo del presidente de turno de la UE, el luxemburgués Jean-Claude Juncker. En el otro lado se sitúan los países del Este y el Reino Unido. El ministro español de Economía, Pedro Solbes, se mostró a favor de modificar el texto más que de retirarlo. La directiva Bolkestein -bautizada con el nombre del ex comisario de Mercado Interior- permite a las empresas de servicios de la UE actuar en cualquier país de la Unión al amparo de la legislación del país de origen. Ello ha despertado el miedo a la competencia desleal en los países con costes laborales más altos.
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