El Valencia renuncia a darse un festín ante un Getafe cansado
Al Valencia se le puso el partido para la goleada, el deleite de sus jugadores y el gustazo de la hinchada en el día de la resaca fallera. Pero se conformó con los puntos. Son las consecuencias de una temporada mal parida que le invita ahora a la usura. Tres chispazos de Aimar germinaron los goles que le permitieron al Valencia dedicar la tarde a la especulación. Va sobrado Aimar y da la sensación de poder decidir el partido en cualquier momento. Tres tantos que desgarraron la tela de araña que, durante media hora, había tejido Quique Flores. El Getafe ya no pudo responder. A pesar de que dispuso de 10 córners a favor por ninguno del anfitrión. Pagó el esfuerzo del miércoles en San Mamés. Se acercó en el sinfín de faltas enroscadas que sobrevolaron el área valencianista, pero ahí se impusieron los centrales locales, maestros en el arte del despeje de cabeza.
VALENCIA 3 - GETAFE 1
Valencia: Cañizares; Sissoko (Moretti, m.63), Ayala, David Navarro, Carboni; Rufete, Albelda, Fabio Aurelio, Aimar (Angulo, m.67); Di Vaio (Corradi, m.77) y Mista.
Getafe: Aragoneses; Yanguas, Albiol, Nano, Pernía; Cotelo (Craioveanu, m.56), Rivas, Vivar Dorado, Kome (Gallardo, m.77); Michel (Yordi, m.73) y Riki.
Goles: 1-0. M. 31. Rufete dispara fuerte y el balón, tras rebotar en un defensa, entra. 2-0. M. 35. En un contragolpe, Di Vaio se abre hueco para disparar y marca de tiro raso. 3-0. M. 62. Mista, de penalti. 3-1. M.73. Pernía, de potentísimo disparo desde unos 30 metros.
Arbitro: Undiano Mallenco. Amonestó a Sissoko y a Aragoneses.
Unos 45.000 espectadores en el estadio de Mestalla.
Puesto que el Getafe venía con la salvación en el bolsillo y un técnico de pasado y tal vez futuro valencianista, la grada se puso tonta y las aficiones rivales entonaron cánticos de hermanamiento. Hasta que Pernía soltó un latigazo con esa zurda que da miedo y a Cañizares le pilló pensando en otra cosa. Desde luego no en ese obús que llegaba casi desde 30 metros. El gol afiló los silbidos de parte del público contra el meta internacional.
Es innegable la mejora del Valencia de Antonio López, que llega al ataque con mucha gente, presiona en campo contrario, quiere sentirse protagonista. De ahí que cuando, a la media hora, vio que su equipo no funcionaba, López llamó a un aparte a Aimar. Y le indicó que abriera el balón a las bandas. Mano de santo. Lo envió a la izquierda y el centro de Mista al segundo palo le cayó a Rufete, el incansable Rufete, el hombre de goma que recibe mil palos en cada partido, que machacó. Momentos de euforia que aprovechó otra vez Aimar, en un contragolpe, para lanzar a Di Vaio. Y el italiano, con la desconfianza de la grada, encaró a Yanguas, se abrió el ángulo y disparó al palo alejado. Su noveno tanto en la Liga.
Otro instante de inspiración le quedaba a Aimar en la autocomplaciente segunda parte. Domó con la cabeza un balón muy nervioso, lo abrió a Rufete y le marcó un desmarque por el centro. Allí fue el balón y allí llegó, puntual, Aimar, derribado por Aragoneses. El penalti lo marcó Mista.
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