Tous exprime su 'osito'
El negocio de complementos de la joyería crece un 100% anual
Poco o nada tienen que ver los esquís con las joyas. A no ser que se cruce de por medio Tous. Este equipamiento deportivo es lo último que se ha sacado de la chistera la cadena catalana de joyería para su línea de complementos, que no para de crecer.
El rendimiento que está obteniendo Tous del osito que diseñó Rosa Oriol -directora creativa y esposa del presidente de la empresa, Salvador Tous- hace 20 años no tiene parangón. Empezó en 1985 como una joya y desde 1999 tiene su propia colección de bolsos, pequeña marroquinería, pañuelos, camisetas, gafas, perfumes, zapatos, muebles y, muy probablemente, a partir del próximo invierno, también esquís.
El lanzamiento no está todavía cerrado, se encuentra en fase de estudio. Pero la empresa ya ha recibido las primeras muestras de un fabricante, por lo que muy pronto los esquís podrían pasar a engrosar la línea de complementos del grupo, que en los cinco últimos años ha duplicado su facturación anual.
Y es que Tous tampoco hoy tiene nada que ver, o muy poco, con el primitivo taller de reparación de relojes que abrió en el centro de Manresa (Barcelona) en 1920 Salvador Tous Blavi, padre del actual presidente de la firma, aunque ya en los años cuarenta diera él también un vuelco al negocio al introducir algunos artículos de joyería.
Hoy Tous no es ya una joyería. O no sólo eso. La base de su negocio, el 70% en concreto, sigue residiendo en las joyas, pero Tous "es hoy una marca, un grupo de moda que se ha ido expandiendo hacia distintas actividades", especifica Salvador Tous.
La compañía, que en 2004 facturó 123 millones de euros y ganó 12 millones, parece instalada en un estado de gracia permanente. Idea que merodea por la cabeza de alguien del entorno familiar termina en un escaparate. Sucedió en su momento con los bolsos, que nacieron del capricho de personalizar un regalo; con los sofás y, ahora, con los esquís. "Es la ventaja de tener una marca", prosigue Tous, quien justifica la diversificación de la empresa en el ínfimo porcentaje que representa el sector de la joyería en el enorme pastel del consumo.
"Con 100 joyerías en toda España ya tenemos el territorio cubierto, si tuviéramos más nos canibalizaríamos. No ocurre como con Zara, que puede tener 250 tiendas. La ropa es distinta a las joyas", explica el presidente de la compañía, quien recuerda que grupos como Escada, Chanel o Dior están empezando a hacer sus pinitos en la joyería, algo que no asusta a Tous. "Todo lo contrario. La joyería es un mundo muy desconocido, cuantos más competidores seamos, más se valora el sector".
La receta para que la cadena catalana siga creciendo parece clara: internacionalizarse y seguir diversificando mientras el osito tire del carro. Tous cuenta con unas 60 tiendas esparcidas por todo el mundo. A su apuesta por Estados Unidos, donde la cadena prevé cerrar 2005 con 14 puntos de venta, el grupo tiene previsto examinarse este año en el parisino barrio de Saint Germain de Près, y el que viene, en Milán y Roma. Todo un reto.
El coste de las falsificaciones
Tanto ajetreo genera quebraderos de cabeza. No sólo para pilotar crecimientos anuales del 35% -Salvador Tous cedió a finales del año pasado el mando de la compañía a dos de sus cuatro hijas, Alba y Laura, las nuevas directoras generales-, sino por el negocio de las falsificaciones.
La policía ha incautado recientemente en un almacén de Fuenlabrada (Madrid) unos 60.000 productos falsificados de Tous. En su gran mayoría piezas de joyería, pero también bolsos y pequeña marroquinería que en el mercado habrían tenido un valor estimado de cinco millones de euros. "Cada año nos gastamos 180.000 euros en abogados", explica con resignación Tous, quien no tiene más remedio que destinar más recursos para la protección de su marca ante las imitaciones. El ritmo inversor global de la cadena durante los tres últimos años ha superado los siete millones de euros anuales.
Tous emplea a casi un millar de trabajadores. Concentra en su sede de Manresa -que en dos años reemplazará por otra tres veces más grande- la logística, el último control de calidad de las joyas y un centro de reparaciones, 100.000 al año. Fabrica las piezas en una planta de Barcelona, y los bolsos, en Caldes de Montbui (Barcelona) y Ubrique (Cádiz).
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