La hora del 'Huesito'
Galletti, héroe de la final copera de hace justo un año, confía en su increíble capacidad goleadora en las grandes citas
En la prórroga, cuando se cumplió el minuto 111, disparó con rabia el balón que, tras efectuar una parábola, se coló en las mallas de Casillas. La mitad del estadio celebró con gran estruendo el tanto definitivo de Galletti, el que hoy hace un año regalaba la Copa a la afición del Zaragoza. "Pensé que se me iba, pero creo que fue la fuerza de los aficionados la que corrigió la trayectoria", explica con cara de pillo el extremo argentino. Hoy, justo cuando se cumple un año de ese histórico tanto, el argentino disputa la vuelta de los octavos de la UEFA ante el Austria Viena (1-1, en la ida). "Espero marcar un gol", anhela Galletti. De conseguirlo, el Zaragoza, desde que la Copa de Ferias se convirtió en la UEFA, alcanzará una ronda nunca disputada.
"Nunca he metido muchos tantos [lleva dos en Liga, uno en UEFA y otro en la Supercopa], pero suelen ser importantes", reconoce el Huesito, apodo que le pusieron los compañeros de las categorías inferiores de Estudiantes de La Plata a raíz de sus flacas piernas. Quizás sea porque cuando jugaba en el jardín de su casa, meter un gol representaba un peligro. "Una de las porterías era una puerta de cristal y la otra daba a una calle muy transitada. O rompía el vidrio o me reventaban la pelota...", cuenta Galletti, no sin antes musitar que mejor quedarse sin pelota que recibir una bronca de su madre. Pero su abuela, una tarde de 1984, viéndole aburrido y de mal humor, le cogió de la mano y le preguntó: "¿Quieres que te lleve a jugar a fútbol?". Un cuarto de hora más tarde, ya se había calzado las botas, enfundado la camiseta del Círculo Cultural de Tolosa -el equipo de su barrio- y marcado su primer tanto oficial. Dos años después, entró en Estudiantes, el equipo donde jugaba su padre, Rubén, que también era delantero y que marcó 130 goles con los pincharratas -como se conoce al Estudiantes-.
A los 17 años, continuó su idilio con el gol. Fue el día de su debut en la Liga argentina ante Vélez. "Sal al campo y haz lo que haces en las categorías inferiores. Diviértete y marcarás", presagió su técnico de Estudiantes, el profesor Córdoba. Dos años más tarde, se lo llevó cedido el Parma. Pero el club italiano no le tramitó la ficha federativa a tiempo y estuvo seis meses sin jugar. Se fue al Nápoles, donde marcó el tanto que supuso el regreso del club a la Serie A. En 2000 debutó con la selección argentina de Marcelo Bielsa. Fue contra México y volvió a perforar el marco rival.
Su frase de cabecera - "el fútbol es para inteligentes"- le ha servido para marcar en las grandes ocasiones. Hoy se cita de nuevo con la historia.
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