El campo exige a Camps que no se escude en la reivindicación del agua para huir de los problemas

Los dirigentes de las organizaciones agrarias valencianas reclamaron ayer al presidente de la Generalitat, Francisco Camps, que se ponga manos a la obra para solucionar los problemas del campo y huya de los enfrentamientos con el Gobierno central. Los representantes de los agricultores, que lograron su primera audiencia con Camps tras la manifestación multitudinaria del sábado, reconocieron la receptividad del presidente a asumir sus demandas, pero advirtieron: "Esto no puede ser una declaración de intenciones. Denunciaremos cualquier incumplimiento".

El trasvase del Ebro no debe ser utilizado para eludir otros temas, dice Aguado

Francisco Camps y su consejero de Agricultora, Juan Cotino, recibieron ayer en el Palau de la Generalitat al presidente de la Asociación Valenciana de Agricultores, Cristóbal Aguado; al secretario general de la Unió de Llauradors, Joan Brusca; al presidente de la Unión de Pequeños Agricultores (UPA), Rafael Cervera; al presidente de Asaja-Castellón, Néstor Pascual; al presidente de Jóvenes Agricultores de Alicante, Eladio Aniorte; y al presidente de la federación de cooperativas FECOAV, José Vicente Torrent. Todos ellos representantes de las organizaciones agrarias que el sábado congregaron en Valencia a miles de agricultores para protestar por la mala situación del campo y reclamar de la Generalitat y el Gobierno las medidas necesarias para solucionar sus principales problemas.

"El presidente ha estado muy receptivo y ha asumido una serie de compromisos que cubren las 12 demandas [planteadas en el manifiesto leído tras la manifestación]", prosiguió Joan Brusca, "Hay un compromiso de solucionar los problemas con dinero".

Brusca, que ejerció de portavoz de las organizaciones agrarias, explicó que durante el encuentro solicitaron a Camps que huyese de las confrontaciones con el Gobierno central. "Aunque es legítimo defender el trasvase del Ebro, hemos pedido a Camps que huya de la confrontación con el Gobierno central. Hay un déficit hídrico y queremos agua, venga de donde venga", sentenció el dirigente de la Unió de Llauradors.

"Hemos insistido mucho en que queremos ver hechos", recalcó Brusca, que insistió en la necesidad que tiene el sector agrario de que se fomente la agrupación en cooperativas, se apruebe una ley de modernización y se faciliten las condiciones de explotación de los campos que ya están en desuso.

El presidente de AVA, Cristóbal Aguado, también explicó que Camps había asumido en la reunión las reivindicaciones del campo que son de su competencia y de presionar al Gobierno central y a la Unión Europea en aquellas que no son suyas. "El presidente ha dicho que la actitud de la Generalitat será la de ayudar a la agricultura y que el único punto de fricción que tiene con el Gobierno socialista es el tema del agua", prosiguió Aguado, "aunque este tema no debe ser utilizado para eludir otras cuestiones". El dirigente de AVA manifestó que el compromiso de la Consejería de Agricultura es tener acabado en abril el plan estratégico del sector, que se debe centrar en potenciar la figura del "agricultor a tiempo principal". Aguado dijo que la Generalitat parece predispuesta a subvencionar un plan de pensiones para agricultores, a extender el seguro agrario y a facilitar el dinero necesario para "desarrollar la modernización de la agricultura valenciana".

En privado, los representantes agrarios insistieron en que tras las buenas palabras de Camps ahora están a la espera de que se materialice el apoyo a las demandas de los sectores agrarios. "No podemos explicar a los agricultores que el Consell se ha comprometido a paliar los daños causados por las últimas heladas cuando todavía faltan por pagar las ayudas por las heladas en los cítricos del año pasado y no sabemos con qué criterio se han dado las ayudas por los daños en el sector hortofrutícola", argumentó un dirigente agrario.

Tras la reunión, tan sólo Eladio Aniorte, de Jóvenes Agricultores de Alicante, salió en defensa del trasvase del Ebro y criticó el coste económico del agua de las desaladoras, aunque ésta se dedique al consumo y no a regar los campos.