La película 'Mar adentro', aplaudida también bajo las estrellas del Sáhara
De triunfar en Hollywood, a hacerlo en el Sáhara, ése ha sido el trayecto que en menos de una semana ha recorrido la película Mar adentro, de Alejandro Amenábar. Podría resumirse como del glamour y el exceso a la escasez, pues si en la gala de los Oscar todo fue ostentación y derroche, en la primera velada del II Festival Internacional de Cine del Sáhara (FISAHARA), que se inauguró en los campamentos de refugiados saharauis en la mañana del viernes día 4, todo era precariedad y ausencia de medios.
Con su reciente premio Goya a la mejor actriz bajo el brazo, Lola Dueñas -Ramona, en la película de Amenábar, la mujer que ayudó a morir en la vida real al parapléjico Ramón Sampedro- fue la encargada de presentar Mar adentro, en la rudimentaria sala de proyecciones levantada estos días en el campamento de Ausserd, uno de los seis donde viven en condiciones extremas más de 200.000 refugiados saharauis desde 1975, cuando el Sáhara occidental fue ocupado por Marruecos tras los acuerdos tripartitos de Madrid.
El objetivo primero del certamen FISAHARA es, precisamente, denunciar esa forma de vida austera y dura y recordar que la solución pasa por reclamar internacionalmente a Marruecos la aplicación del Plan Baker II (2003) o que se cumplan los acuerdos firmados con la ONU en 1981 con el Frente Polisario para celebrar un referéndum de autodeterminación donde los saharauis expresaran su libertad libremente.
El festival FISAHARA ha conseguido llevar estos días al desierto del Sáhara a numerosos personajes del cine, la política y la cultura española y europea. Una representación del arco parlamentario español y del intergrupo del Parlamento Europeo comparten hasta hoy, domingo, en mitad de la arena y el constante siroco de la jamada argelina experiencias y vivencias con representantes del mundo del cine como Cuca Escribano, Icíar Bollaín, Benito Zambrano, María Barranco, Maribel Verdú, José Coronado o Chus Gutiérrez o músicos como el grupo rockero Desechos, o Javier Ruibal y Quintín Cabrera, los dos cantautores que alzaron sus canciones las primeras noches al finalizar las proyecciones.
Solidaridad
El festival de cine no tiene carácter competitivo y los premios que se entregarán al final de las sesiones y coloquios tienen un carácter honorífico, sin entrar en la rivalidad de las películas presentadas en esta segunda edición. La solidaridad con la causa del pueblo saharaui es la motivación de este encuentro cultural entre cineastas, artistas y músicos, pero también llevar la magia del cine, con películas, entre otras, como El milagro de Candeal, Flores de otro mundo, El mundo a cada rato, Crimen ferpecto o Poniente a los refugiados, donde el atractivo principal se centra en las proyecciones en la gran pantalla de cinco por diez metros al aire libre que cada noche pone un techo con un cielo de mil estrellas diferentes.
Babelia
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