Vallejo tumba al campeón del mundo en el torneo de Linares
Resurgió el talento y rompió el muro. Paco Vallejo, en crisis desde que perdió una posición de tablas ante Gari Kaspárov en la 3ª ronda del Torneo de Linares, ganó en la 8ª de forma impecable al campeón del mundo oficial, el uzbeko Rústam Kasimyánov, invicto hasta ayer, tras cinco horas y media. Domina Kaspárov, que cumplirá 42 años el 13 de abril, pero con poca ventaja sobre el indio Viswanathan Anand y el búlgaro Véselin Topálov a seis jornadas de la clausura.
Vallejo se marchó del hotel para celebrar la victoria con su novia tras caer en la cuenta de que hoy le toca descansar, antes de enfrentarse mañana a Kaspárov con las piezas negras. Pero su alegría no era muy grande: el torneo se le torció el 25 de febrero cuando, con blancas, muy apurado de tiempo, cayó en una sibilina trampa de Kaspárov. Ese peligroso defecto de no administrar bien la presión del reloj (dos horas para los primeros 40 movimientos, una para los 20 siguientes) le ha chafado un torneo en el que aspiraba a dar el aldabonazo definitivo para entrar en la superélite.
El menorquín tiene 22 años, es el 18º del mundo y nunca ha dejado de progresar: empezó a ganar medallas en Europeos y Mundiales a los 9 años, hasta que logró el oro en el Mundial sub 18. Pero todo indica que su ascenso sería más rápido si hubiera nacido en Ucrania, Uzbekistán o Georgia, países donde cualquier gran sacrificio para ser una estrella del ajedrez merece la pena, porque la vida normal es muy dura. En España, el país más activo en ajedrez, Vallejo puede vivir cómodamente aunque no esté entre los diez mejores del mundo. Kaspárov y Anand están convencidos de que Vallejo tiene talento más que suficiente para seguir subiendo. Lo que le falta ahora es trabajo y ambición.
La ambición de Kaspárov
Y eso es justo lo que le sobra a Kaspárov, número uno ininterrumpidamente desde 1985. Se supone que, con el enorme progreso de la informática aplicada al ajedrez, 42 años son ya demasiados para ser el mejor porque los niños aprenden mucho más rápido que antes. Además, Kaspárov ya lo ha ganado todo varias veces. Pero, aunque su energía haya menguado un poco, ahí sigue: entrando como un obús en el escenario, haciendo gestos de crispación cuando está en apuros, mientras su madre sufre lo indecible en la sala de prensa.
Anand, residente en Collado Mediano (Madrid), 2º del mundo, y Topálov, ciudadano de Salamanca, 3º, están cada vez más cerca del Ogro de Bakú; han captado que el jefe de la manada inicia su declive. Anand estuvo muy cerca de doblegarle el lunes, pero Kaspárov le arrancó el empate, quizá porque al indio le faltó la determinación que Vallejo sí tuvo ayer frente a Kasimyánov.
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