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Crítica:ÓPERA | 'Roberto Devereux'
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Apaño escénico

El Liceo debería reprimir su malsana propensión a las óperas en versión de concierto. Tratándose de un teatro, no existe peor forma de montar una ópera, aunque pueda justificarse en aisladas ocasiones como la recuperación de un título desconocido. No es éste el caso de Roberto Devereux, de Donizetti, tercer título en versión de concierto en lo que va de temporada. Tanto abuso de la fórmula concertante debe haber creado mala conciencia en un coliseo que presume de tecnología punta en su escenario: sólo así se explica la inesperada fórmula "semiescénica" adoptada finalmente para presentar la obra, firmada por José Antonio Gutiérrez y Elisa Creuet. Movimientos los hubo en las entradas y salidas de protagonistas y coro, realzados por una sencilla iluminación de Albert Faura. El apaño escénico, entretenido al inicio de algunas escenas, no consiguió evitar la monotonía de la velada.

Roberto Devereux

De Donizetti. Intérpretes principales: Maria Pia Piscitelli, Josep Bros, Dolora Zajick y Roberto Servile. Coro y Orquesta del Liceo. Dirección: Yves Abel. Versión semiescenificada. Teatro del Liceo. Barcelona, 24 de febrero.

Ana María Sánchez canceló su actuación por una indisposición y en su lugar debutó en el teatro la soprano italiana Maria Pia Piscitelli: salvó la velada in extremis y sacó adelante con dignidad el tremendo papel de Elisabetta. Su voz es bella y canta con gusto, pero su actuación, meritoria en muchos aspectos, no llegó a entusiasmar por falta de brillo vocal y cierta asepsia dramática en algunas escenas que requieren mayor carisma.

Los triunfadores de la velada fueron Josep Bros y Dolora Zajick: el tenor catalán sentó cátedra en el papel de Roberto por dominio del estilo, elegancia, musicalidad y un gusto musical irreprochable; la mezzosoprano estadounidense fue un trueno vocal, por potencia, arrojo y fogoso temperamento. El barítono Roberto Servile completó el cuarteto solista con más entrega y vehemencia que acierto estilístico. El director canadiense Yves Abel optó por los fuertes contrastes dinámicos y la rapidez. La actuación del coro fue muy buena, pero la orquesta no tuvo su mejor noche.

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