El Villarreal sigue en estado de gracia

El Villarreal prolongó ayer su estado de gracia eliminando a un Dinamo de Kiev incapaz de aprovechar las concesiones del conjunto español, que jugó toda la segunda parte con uno menos debido a la expulsión de Riquelme al filo del descanso. Hasta ese momento, el equipo de Pellegrini fue muy superior: los goles de Figueroa y Cazorla en el primer tiempo dejaron prácticamente sentenciada la eliminatoria, que dependió de la capacidad de reacción del grupo visitante en el segundo acto. Pero la respuesta ucrania fue muy floja.

El equipo más en forma del fútbol español aúna temperamento, confianza y un juego de muchos quilates. El Villarreal, hoy día, lo tiene todo. Sustentado en unos sólidos cimientos, todo apunta a que este equipo vive el inicio de una brillante era. Poco a poco, sin hacer ruido, ha ido subiendo peldaños. Si la pasada campaña alcanzó las semifinales de la UEFA, ahora se ha plantado ya en octavos. Su rival será el Steaua, el verdugo del Valencia.

Con el tapete en buen estado, el Villarreal impuso su gran momento. Enseguida avisó Figueroa, quien se plantó solo ante Shovkoski, que salió airoso de la primera acometida local. La pugna cobró vida entonces en el centro del campo, donde Senna y Sorín trataban de conectar con Riquelme mientras el Dinamo acumulaba hombres en torno al círculo central. Sin apenas interrupciones, el partido resultaba entretenido, con la pelota de un lado para otro.

El empate se rompió en el minuto 20. José Mari recibió la pelota en la banda izquierda, se hizo hueco y sacó un centro con la zurda que fue cabeceado por Figueroa, que entró con todo. El tanto evidenció el trecho que separa ahora mismo al Villarreal del Dinamo, incapaz de inquietar en todo el primer tiempo a Reina. Esto también se debió al excelente momento que atraviesa la zaga amarilla, en racha: el Villarreal suma 17 partidos, entre la Intertoto y la UEFA, sin encajar un gol en su estadio.

Descosido tras el gol, el Dinamo concedió demasiados metros, lo que aprovecharon los peloteros locales para imponer su estilo. Una combinación entre Riquelme, Figueroa, José Mari y Cazorla la culminó éste superando al meta ucranio con un sutil toque.

Con todo de cara, la única precaución que debía tomar el conjunto de Pellegrini era evitar cargarse de tarjetas atendiendo a la propensión del árbitro a llevarse la mano al bolsillo de la camisa. Sin embargo, metido de lleno en el choque, Riquelme respondió con una fea patada a una entrada. El árbitro le expulsó y el Villarreal afrontó la segunda parte con uno menos, circunstancia de la que el Dinamo no sacó tajada.