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BUSH EN EUROPA | Reunión con la UE

Bush despliega su estilo más directo y cordial

Gabriela Cañas

George W. Bush ha desplegado su estilo más directo y cordial para escenificar la reconciliación transatlántica. Mientras fuera de las instituciones europeas arreciaban el frío y las manifestaciones en contra de su presencia en Bruselas, el presidente estadounidense departía dentro con sus homólogos europeos. "Me acuerdo perfectamente de la primera vez que nos vimos", bromeó ante los jefes de Estado o de Gobierno del Viejo Continente. "Fue en Gotemburgo (en junio de 2001) y allí el menú era Kioto, Kioto y Kioto".

Su espontáneo saludo a José Luis Rodríguez Zapatero en español -"Hola, ¿qué tal amigo?"- no ha sido un hecho aislado. Los empleados de la OTAN pidieron poder ver a los líderes de cerca y les esperaron en un pasillo tras una cinta de seguridad. No esperaban que el mismísimo Bush se parara a saludarles uno por uno. Una empleada española le dio la bienvenida y Bush, de nuevo en español con acento mexicano, le contestó: "Es un placer estar aquí".

La secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, aseguró que con el segundo mandato de Bush ha llegado la hora de la diplomacia y Bush ha exhibido su estilo al respecto. "No ha hecho un solo gesto; no ha dicho una sola palabra que pudiera molestar a alguien", dice una fuente de la OTAN. "Ha entrado en todos los asuntos y para todos ha intentado exponer su visión sin molestar al contrario". Ha sido tanto así que la comida de ayer en la sede de la Alianza Atlántica parecía "una reunión de amigos", según esa misma fuente.

En el Consejo (que reúne a los Gobiernos de la UE), al sentido del humor y el estilo directo de Bush se sumó el del anfitrión, el presidente de turno de la UE, el luxemburgués Jean-Claude Juncker, visiblemente cómodo en la reunión vespertina, con intervenciones concisas y directas, y en la rueda de prensa posterior, que se desarrolló con el formato exigido por los norteamericanos: de pie, jamás sentados, por motivos de seguridad (se puede escapar más fácilmente en caso de ataque), pero también para dar mayor dinamismo al encuentro con la prensa.

La llegada de Bush a Bruselas había generado en los días previos serios roces en las instituciones europeas. Todos querían monopolizar la visita, estar al lado del presidente norteamericano, hacerse la foto con él. Juncker ha prometido contar en sus memorias las enormes dificultades que encontró para organizar una rueda de prensa con Bush o poner juntos el cuchillo y el tenedor sin ofender a una institución u otra.

Tras dos días de visita, Bush parece haber sido capaz de dejar a todos contentos con sus apretones de mano, sus bromas y sus buenas palabras. El presidente de los socialistas europeos, el danés Poul Nyrup Rasmussen, se preguntaba hace tres días si el que venía esta vez a Europa era un nuevo Bush. Sonriente pero evitando engaños, el presidente norteamericano aseguró ayer: "Soy el mismo Bush".

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Sobre la firma

Gabriela Cañas
Llegó a EL PAIS en 1981 y ha sido jefa de Madrid y Sociedad y corresponsal en Bruselas y París. Ha presidido la Agencia EFE entre 2020 y 2023. El periodismo y la igualdad son sus prioridades.
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