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Columna
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Ciencia

Reunida una tertulia de amigos con Miguel Ángel de la Rosa, un científico con un currículum de varios folios, se trataron temas que nos atañe tanto a la sociedad como a los individuos. Para empezar se habló de que la ciencia fue al principio una rama de la filosofía para explicar al mundo: filosofía de una naturaleza a la que le importa la especie y no el individuo. Después se dijo que la tecnología nos ha ayudado a dominar esa naturaleza para vivir mejor y que quizá por eso en Francia ha tenido más prestigio que la ciencia.

La sociedad española es bastante positiva con las telecomunicaciones, pero no con la tecnología, sobre todo con la biotecnología, con la que se teme que, a base de manipulación, dejemos de ser humanos. De la Rosa piensa que el problema es a veces religioso, pero, sobre todo, de desconocimiento, pues estamos más atrasados que otros países de Europa en los que se tiene conciencia de la necesidad de preparar al ciudadano con divulgación científica. El conocimiento influye mucho en la capacidad de una sociedad para asimilar los cambios, pero, en cualquier caso, insistió, siempre es necesario un control democrático. Había quién pensaba que ese control democrático debía servir para conseguir que hubiera más ciencia aplicada que básica; pero Miguel Ángel, tal como le he oído decir a otros científicos, explicó que Newton nunca pensó en dos clases de ciencias, y que el rigor del conocimiento básico es el que da lugar a la aplicación y no al revés.

Lo más decepcionante fue oír que la esperanza que ponemos a veces en que por fin casi se conoce el modo de acabar con algunas enfermedades se crean en la esfera política -como también la desconfianza en otras cosas- y no responden a la realidad. Pueden faltar muchos años para poder curar con células madre y los transgénicos no son siempre tan negativos, pues se utilizaron para proporcionar vitamina A y disminuir la ceguera en Tailandia y también son unas bacterias transgénicas las que se utilizan en la insulina. Son tantos los palos de ciegos que vamos dando que se afirmó que por haber prohibido usar el DDT famoso de los mosquitos, miles de personas murieron de la malaria. ¿Es real el problema de la capa de ozono, o el calentamiento global?

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