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La leyenda de Camarón se enriquece con una grabación inédita

El disco recoge la voz del cantaor cuando era adolescente

Después de su desaparición, hace 12 años, la leyenda de Camarón sigue revitalizándose y creciendo sin freno. Los estudios, remasterizaciones y antologías sobre su legado son lanzados al mercado de forma continua, y de hito en hito ve la luz alguna rareza capaz de hacer las delicias de los aficionados. La última acaba de ser editada por el sello discográfico Universal y lleva por título Camarón en la Venta de Vargas.

Se trata de un documento único en el que el cantaor de San Fernando, con poco menos de 17 años, registró en el magnetófono del hostelero Juan Vargas una elocuente muestra de su duende y poderío. Aunque el disco no será oficialmente presentado hasta el próximo lunes, los oyentes de la emisora SER-Cádiz tuvieron la oportunidad de escuchar ayer un anticipo en exclusiva.

Casi cuatro décadas ha sido celosamente custodiada en los archivos de la Venta de Vargas esta grabación de algo más de 50 minutos, realizada en 1967. Las cuatro primeras piezas del disco (Bulerías del Chozas, Fandango Caracolero, Seguiriyas de los grillos -bautizadas así por el canto de fondo de estos insectos- y Tangos extremeños) fueron recogidos al aire libre, en la misma puerta de la Venta isleña. A pesar de la precariedad de los medios originales, el trabajo de producción de Univeral ha permitido obtener un sonido transparente en el que la voz y la guitarra de José Monge son captados en todos sus matices.

Fiesta

La segunda parte del álbum pertenecen a una fiesta en el interior del citado templo del cante, e integra los cantes Se me acabó el gusto (fandangos), Azúcar cande (bulerías), Tarantos del Tío Rufino, De invierno (fandangos), Sierra de Armenia (seguiriyas) y Amante de abril y mayo (bulerías).

Según Manuel Picardo, sobrino-nieto de Juan Vargas, "el secreto de la buena conservación de la cinta es que apenas se había escuchado". "Juan Vargas consiguió en los años 60 un magnetófono de seis pistas de Holanda y empezó a grabar a todo el mundo: Caracol, fiestas en directo con los asiduos de la Venta... y por supuesto Camarón, que era íntimo amigo de la familia y vecino nuestro en Las Callejuelas", comenta Manuel Picardo. "Pero ese material se guardó en un cajón, pues, como las cintas de vídeo, corría el riesgo de estropearse. Más tarde supimos la importancia que tenía todo esto. El propio Camarón estaba loco por tenerlo, pero se marchó a Barcelona y ya no pudo recuperar la grabación", recuerda el sobrino-nieto de Juan Vargas.

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La familia Picardo recurrió entonces a los productores Enrique Montiel y Ricardo Pachón. "Porque nosotros sólo sabemos de tortillitas de camarones y de cortar jamón, pero de discos nada. Cuando empezamos a escuchar fue una sorpresa, pues nadie esperaba este regalo y aquí todos somos camaroneros hasta la médula", añade Manuel Picardo.

En palabras de Montiel, Camarón en la Venta de Vargas "es el eslabón perdido, la prueba definitiva de que Camarón dominaba los cantes tradicionales mucho antes de irse a Madrid". Este flamencólogo detecta también en el repertorio del disco "la influencia de las voces de La Perla de Cádiz, Rosa la Papera y los cantes gaditanos en su conjunto heredados de sus padres".

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