"El Windsor no se va a caer"

Pedro Juan Blanco Temprano (Madrid, 1941), gerente de la empresa Otep Internacional y autor de la estructura de hormigón del rascacielos Windsor, pasó toda la noche del sábado al domingo pegado al televisor, viendo cómo se convertía en cenizas el edificio que él había contribuido a levantar 30 años atrás. Después, con el alba, se fue a contemplar los restos del Windsor en persona. Desde entonces, el ánimo de este ingeniero -autor también del proyecto de estructura de la Torre Europa, en Azca, de la Torre de Valencia y de las ampliaciones del Congreso, del Senado y del estadio Santiago Bernabéu- ha viajado de la "consternación" ante la magnitud de lo ocurrido a la "satisfacción" de ver que el núcleo del edificio ha aguantado en pie tras 26 horas de fuego.

"En 1974 decidimos usar hormigón precisamente para incrementar la seguridad del edificio"

Pregunta. Las llamas se han extinguido, pero los bomberos no descartan aún que el Windsor se derrumbe. ¿Existe ese riesgo?

Respuesta. No. El Windsor no se va a caer. Ahora está en una situación transitoria, pero va a aguantar. No temo que haya un colapso. Lo que sí podría suceder es que, por efecto del viento, caigan al vacío elementos secundarios del edificio. Pero confío en que la estructura de hormigón va a aguantar, y la planta 17, que ahora está soportando los escombros del incendio, también.

P. ¿Qué es lo que ha hecho que el edificio siga en pie?

R. Ha aguantado porque la estructura está hecha al cien por cien de hormigón, un material que soporta temperaturas muy altas.

P. En 1974, cuando usted proyectó esa estructura, ¿era habitual usar el hormigón?

R. Tan habitual como usar estructuras metálicas. Nosotros decidimos usar hormigón precisamente para incrementar la seguridad. Y hoy nos sentimos muy satisfechos de esa decisión, porque el acero aguanta mucho peor el fuego.

P. ¿A qué normativa tuvo que atenerse entonces para realizar el proyecto?

R. En lo que se refiere a la estructura, la normativa no ha variado mucho. Se trata, entonces y ahora, de construir un núcleo capaz de soportar el peso sin colapsar. Lo que se ha endurecido más es la normativa contra incendios, que regula la instalación de sistemas de detección y extinción. Pero eso escapaba a mi responsabilidad.

P. El edificio estaba siendo reformado precisamente para adaptarlo al nuevo reglamento de prevención de incendios. ¿Ha participado usted en esa reforma?

R. Sí, Otep ha elaborado el proyecto y supervisa las obras que realizaba FCC, dirigidas, entre otras cosas, a instalar una escalera de incendios exterior.

P. ¿Cómo puede desmontarse ahora un edificio tan enorme y rodeado de rascacielos?

R. Es muy complicado, habrá que meditar con cuidado el procedimiento a seguir. Supongo que se usarán máquinas de corte precisas, que irán retirando la estructura trozo a trozo con una grúa gigante. O se provocará una caída conducida, controlada, de cada trozo.

P. ¿Cómo se enteró del incendio?

R. Mi mujer estaba viendo un programa de televisión e interrumpieron la emisión para contarlo. Me avisó enseguida. No me moví del salón en toda la noche.

P. En esas primeras horas, usted tenía más datos que nadie para intuir el comportamiento del edificio. ¿Temió en algún momento que se viniera abajo?

R. No. Estaba tranquilo. Supe desde el principio que no se iba a caer. Sí es verdad que durante un buen rato conservé esperanzas de que los bomberos controlaran el fuego. Pero cuando vi que las llamas se extendían a la planta de abajo sí que me preocupé. Pensé que, si el fuego alcanzaba El Corte Inglés, la catástrofe sería mucho mayor.

P. ¿Se ha puesto en contacto con usted el Ayuntamiento?

R. No, ni el Ayuntamiento ni los bomberos. Pero sí me han llamado los propietarios del edificio y los arquitectos, y también los responsables de El Corte Inglés. Todos preguntaban lo mismo: '¿Se va a caer?' Y a todos les he respondido lo mismo: "No caerá".