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Reportaje:

Lección sobre los amigos del actor

John Strasberg imparte una clase en Bilbao a los alumnos de Teatro y Artes Escénicas de la UPV

La veintena de alumnos de postgrado que cursan Teatro y Artes Escenicas en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad del País Vasco (UPV) tuvieron ayer un profesor de excepción. El actor, director, productor, diseñador y escritor John Strasberg, hijo del legendario profesor de actores Lee Strasberg, impartió una lección de dos horas, para ayudarles a descubrir las claves de la interpretación. Tiempo suficiente para transmitir su mensaje: "El actor tiene dos amigos, él mismo y la obra, y, muchas veces [él], es su peor enemigo".

Strasberg - miembro del Actors Studio de Nueva York junto a su padre y actores y directores de la categoría de Paul Newman, Al Pacino, Dustin Hoffman, Robert de Niro, Harvey Keitel y Elia Kazan- ha asentado la docencia teatral sobre la investigación del proceso creativo del actor. "El actor tiene que aprender a conocerse a sí mismo, algo que en ocasiones no está muy desarrollado", dijo ayer antes de comenzar su clase magistral. "El actor tiene que aprender cómo crear lo que sueña y qué necesita para hacerlo".

Strasberg no cree que un método pueda enseñar el camino de la interpretación. "No se puede decir a un actor que hay una receta para crear una obra de arte", asegura. Propugna un proceso creativo de naturaleza orgánica que basa la preparación del actor en el desarrollo del talento, la espontaneidad y la inteligencia naturales e intuitivas del intérprete. "Un artista necesita que se desarrollen sus capacidades naturales mientras aprende a percibir claramente el mundo imaginario y a implicarse en él", señala. "Al convertir lo invisible en visible, un actor crea y expresa su visión consciente de la vida en su arte".

Strasberg recuerda que el Actors Studio no fue una escuela de teatro, sino "un movimiento artístico" donde coincidieron profesionales ya formados que "pudieron seguir desarrollándose a sí mismos". Ahora proliferan en Estados Unidos las escuelas de interpretación, en las que los aspirantes a actores profesionales deben pagar cantidades astronómicas. "Cuando acaban los estudios deben al banco un cuarto de millón de dólares: ¿qué tipo de carrera pueden tener cuando tienen que pensar en el dinero?", se pregunta. "No puedo decir que no me gustan las escuelas y la búsqueda seria, pero recuerdo los años 50 con grandes maestros y actores pobres, que podían pagar una clase por semana, trabajar en un restaurante y vivir sus vidas. Nueva York era la escuela y los actores eran muy buenos".

Strasberg cree que la calidad de los actores que surgen ahora es inferior. La excepción, precisa, está en los países latinoamericanos, donde detecta una gran fuerza en la interpretación. "Es díficil para ellos, porque es necesario tener un país seguro y rico para desarrollar un movimiento artístico", lamenta.

La dirección de películas, por el momento, está fuera de sus planes. "Entre Hollywood y comer aquí, yo elijo quedarme aquí", bromea. La ópera también espera. "Como espectador, prefiero escuchar la", asegura. "He tenido ofertas para dirigir ópera. Sé que puedo ganar mucho dinero y ser más famoso, pero la mayoría de los cantantes no quieren moverse, quieren cantar. El director de escena es secundario en la ópera, la música manda. Es posible que yo haga ópera con un buen equipo", admite.

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