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CARA A CARA

Hyundai Terracan 2.9

La línea clásica de los todoterrenos de siempre, con los ángulos del techo muy marcados, los laterales perpendiculares al suelo y un portón trasero recto. La carrocería del Terracan prima el espacio interior, incluye un frontal atractivo y ofrece unas ventanillas generosas que mejoran la visibilidad en el campo. Pero tiene una imagen menos moderna y estilizada que su rival coreano.

Conducción: 49 puntos (1º)

Aunque el Terracan es un todoterreno grande y tiene una imagen menos moderna que el Rexton, es ágil y fácil de conducir. Una de las claves es el motor 2.9 turbodiésel (163 CV), que responde con más fuerza casi desde el ralentí, lo que se agradece sobre todo en ciudad y campo. Además tiene un cambio más preciso y con un escalonamiento más cerrado entre las marchas que permite sacarle más partido. Este cóctel aporta una respuesta más inmediata al acelerador y hace que se recupere con más brío en carretera, tanto en subidas como al adelantar, sin tener que reducir a menudo. Sólo la aerodinámica, menos eficaz, penaliza la velocidad máxima, pero viaja con soltura a ritmos alegres.

El Terracan tiene unas suspensiones con recorridos más amplios y una altura libre al suelo 2,5 centímetros superior (22,5) que permiten superar las zonas difíciles con más margen. Pero estas ventajas aumentan el balanceo de la carrocería y provocan reacciones menos precisas en asfalto que penalizan el comportamiento. Los frenos, con ABS, paran bien y, aunque no tiene una vocación tan rutera como su rival, es ágil en trazados virados y viaja con soltura.

El sistema de tracción 4×4 permanente incluye reductora y es como el del Rexton: en uso normal pasa la potencia al eje trasero y varía el reparto cuando se necesita. Funciona con más suavidad y tiene más tracción en el campo, lo que aumenta sus recursos en zonas complicadas.

Vida a bordo: 40 puntos (2º)

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El Terracan no es tan grande por fuera (4,5 metros) y se nota en el interior, que tiene menos anchura y espacio para las piernas en las plazas traseras. Pero los asientos son correctos y atrás se va sentado más alto, lo que mejora la visión, aunque el acceso no es tan cómodo. El maletero resulta grande y se amplía plegando por partes el respaldo. La presentación es más austera, con un diseño más sencillo y económico que abusa de los plásticos en tonos grises claros y le resta empaque. Pero los detalles, imitando madera en el volante y en el salpicadero, son aparentes, y los ajustes entre las piezas están más cuidados y da sensación de solidez.

A cambio ofrece menos huecos, sobre todo en la parte delantera: bolsas más pequeñas en las puertas, repisa en el salpicadero, cajón a la izquierda del volante y apoyabrazos central con dos compartimentos. Atrás lleva otro apoyabrazos con guantera y dos posavasos, y bolsas en los respaldos, pero le faltan las de las puertas. Y el revestimiento del maletero también es más pobre y no puede incluir la tercera fila de asientos de su rival.

Las suspensiones filtran peor los baches en carretera, pero es algo menos ruidoso en las marchas cortas, aunque también acusa los rumores aerodinámicos.

Seguridad: 12 puntos (2º)

El equipo de serie en seguridad es muy justo, doble airbag y ABS, y tiene un comportamiento dinámico inferior en asfalto.

Economía: 27 puntos (1º)

Es algo más barato (31.450 euros), pero viene menos equipado. Aparte de los elementos de seguridad, incluye climatizador, tapicería de cuero, techo solar y tres años de garantía. Gasta más que su rival: alrededor de 10 litros en conducción tranquila y en torno a 12 a ritmos alegres, en ciudad y en el campo.

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