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Reportaje:FÚTBOL | 23ª jornada de Liga

Máxima presión

El Barça se pregunta por Ronaldinho a la hora de medirse a un Zaragoza enfurecido

Arde La Romareda, y aún no empezó el partido. Unas 12.000 tarjetas rojas en manos de los peñistas del Zaragoza aguardan hoy al árbitro, Carmona Méndez -"hay que presionar al equipo arbitral", ha pedido en conferencia de prensa el presidente, Alfonso Solans-, en señal de protesta por los últimas sanciones y decisiones -Villa está castigado por tarjetas, Luis García y Óscar tampoco podrán jugar porque se les ha denegado la suspensión cautelar y Laínez está lesionado, de manera que de portero tendrá que alinearse Rubén o Miguel, el tercero o el del filial-.

Hartos están en Zaragoza de los árbitros y de los comités, y piden justicia precisamente cuando les visita el líder, el Barça, necesitado igualmente de una victoria reparadora después de perder la virginidad en el Camp Nou ante el Atlético, derrota que ha alimentado una semana de dimes y diretes: que si Saviola y Riquelme no volverán; que si la hierba del campo está mal; que los partidos de las selecciones auguran malos resultados; que si el Barça será campeón o no; que si patatín, que si patatán. Frente a la cháchara, ante una estadística que dice que el Barcelona lleva cinco temporada sin ganar en La Romareda, contra la máxima presión, Frank Rijkaard apela a la mentalidad y carácter de su equipo: "¡Vamos a por ellos!".

El brasileño únicamente se ha entrenado cuatro días con el equipo en las tres últimas semanas

Reclutados Oleguer y Deco pese a andar con problemas, la pregunta es la de cada semana: ¿Volverá por fin el mago Ronaldinho? Regresa el brasileño a un escenario que le trae malos recuerdos, porque fue en La Romareda donde Rijkaard le sustituyó el año pasado en un partido de Copa en que el Barça quedó apeado y tiene ganas de resarcirse. Aunque no lo dijo públicamente -"yo le veo bien" se limitó a responder cuando fue requerido al respecto-, el entrenador azulgrana confía en que Zaragoza suponga para Ronaldinho un punto de inflexión en su rendimeinto, justamente lo mismo que ocurrió la temporada pasada.

Preocupa en el club el estado del brasileño, que está lejos de ser el jugador determinate en esta su segunda campaña en el Barcelona. Ya lo advirtió Johan Cruyff: "El segundo año es el más difícil". Ronaldinho parece empeñado en darle la razón.

Llega el delantero a la jornada 23 del campeonato habiendo marcado cinco goles, uno menos que el año pasado, y los tres primeros de penalti. Un dato más preocupante: si antes sus aportaciones resultaban decisivas, ahora parecen adornos: sus tantos ante Osasuna y Sevilla sirvieron el curso pasado para que los azulgrana empataran mientras que el gol que le marcó al Espanyol encarriló el triunfo. Esta temporada, por contra, sólo su tanto ante el Valencia (1-1), ha resultado determinante.

¿Le pasa algo a Ronaldinho? Algunos empiezan a sospechar que sí, especialmente los que miran sus horas de entrenamiento. De acuerdo a los datos que se manejan en del vestuario, en las últimas tres semanas se ha entrenado cuatro días con el equipo, y tres en jornadas previas al día de partido -unas veces ha estado lesionado o indispuesto y en otra ha viajado con la selección-. "No es que necesite machacarse mucho", le disculpa un ayudante de Rijkaard, "aunque puede que un poquito más no le fuera mal". ¿Al entrenador no le han dado ganas de sentarle en algún partido en campo ajeno?, se demandan en el propio Camp Nou. Ronaldinho sólo ha marcado un gol fuera, el tercero en Sevilla, y sus actuaciones han tenido poco peso en comparación con su condición de mejor futbolista del mundo. Más incidencia ha tenido en los partidos como local, sobre todo porque se recuerda su actuación contra el Madrid y su gol frente al Milan.

Ronaldinho acumula 20 partidos jugados y 1750 minutos completados, por los 17 y 1365 minutos del pasado campeonato. Cuatro veces ha sido sustituido este curso (tres en la primera vuelta y uno en la segunda) mientras que sólo seis partidos acabaron para él antes del minuto 90 hace un año. Resulta curioso constatar que la última vez que fue sustituido el año pasado fue en Zaragoza. A partir de ese día, Ronaldinho marcó nueve goles y llevó al Barcelona hasta el subcampeonato y a la clasificación para la Liga de Campeones.

Frente a quienes se preguntan por su estado físico, por su dificultad para arrancarse y desplegar sus regates y gestos técnicos, desequilibrantes en el segundo tramo del curso pasado, Ronaldinho responde: "Tranquilos, en la segunda vuelta vais a ver". El equipo le aguarda ya mismo. El Barcelona alcanzó una posición de privilegio en el campeonato por el juego de equipo. Ahora que la colectividad ha bajado en su producción, se espera la aparición del individualismo, y en este sentido Ronaldinho resulta capital. Tal y como pinta, el partido de La Romareda se presenta como uno de los mejores escaparates para medir el estado de forma del brasileño, superado en casi todo por Eto'o.

Ronaldinho, en un entrenamiento.
Ronaldinho, en un entrenamiento.PERE DURÁN

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