Vertu, signo de distinción

El primer fabricante mundial de teléfonos móviles, Nokia, hace años tuvo la idea de financiar una empresa aparte exclusivamente dedicada al móvil de lujo. Se llamó Vertu. Se trataba de reproducir con el móvil lo que hace décadas se hace con, por ejemplo, el reloj. Todo el mundo lleva uno o se lo cambia según como vista ese día (también llegará esto al móvil), pero si hay relojes que distinguen a quien lo luce (por ejemplo, un Cartier) también debe haber móviles que marcan a quien lo llevan. Vertu, una compañía independiente, intenta abrir este mercado, que en otros más viejos, como el automóvil, cubre Ferrari. Hace tres años sacó su primer modelo. Hoy el más caro, el Signature de platino, cuesta unos 20.000 dólares y el más barato (aunque esta palabra no se debe pronunciar; dígase entry level), el Ascent, 4.700 dólares. El teléfono, perdón el "exclusivo instrumento de comunicación personal", lleva materiales como cerámica, cristal de zafiro, piel... y tiene 200 piezas, frente a las 30 de uno normal. Como en los relojes de lujo, sus funciones son las básicas. Hablar y enviar mensajes. Ni radio, ni MP3, ni cámara; pero tiene un botoncito maravilloso, el Vertu Concierge, servicio por suscripción que resuelve 24 horas al día los contratiempos de su dueño. O sea, estoy en Londres, es de noche, llueve y no encuentro un taxi, ¿me mandan uno? Vertu piensa en convertirse en una marca de lujo.

www.vertu.com