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TRAGEDIA EN CASTELLÓN

"Se han muerto nuestros jóvenes"

Los príncipes de Asturias asisten en Morella al funeral por las víctimas

María Fabra

La tristeza cayó como un manto sobre las montañas y descendió desde Els Ports hasta La Plana. Morella era el epicentro, pero el dolor se extendió ayer por todas las comarcas septentrionales del territorio valenciano, donde se celebraron entierros en media docena de localidades.

En una comarca del interior como Els Ports, agobiada por la despoblación, que concentra 17 municipios y alrededor de 8.000 habitantes, de los que cerca del 70% son mayores de 65 años, la muerte de seis personas de menos de 43 años es todo un impacto. "Se han muerto nuestros jóvenes", fue una de las frases más repetidas durante el día de ayer. El municipio castellonense de Morella (capital de la comarca) albergó el funeral oficial por la muerte de los 18 ocupantes de un albergue, que no casa rural, ubicado en la vecina localidad de La Todolella, que murieron intoxicados tras celebrar un cumpleaños la noche del sábado. De los seis fallecidos de la comarca tres fueron enterrados en el cementerio municipal de Morella y otros tres en Vilafranca.

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La iglesia arciprestal de Santa María la Mayor de la capital de Els Ports se quedó pequeña para cobijar a los más de dos millares de asistentes al sepelio. En una visita improvisada, los príncipes de Asturias, don Felipe y doña Letizia, llegaron a Morella en helicóptero para asistir a la ceremonia. A la puerta de la iglesia les esperaban la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega; el presidente de la Generalitat Valenciana, Francisco Camps; el ministro de Administraciones Públicas, Jordi Sevilla; el presidente de las Cortes Valencianas, Julio de España, y el alcalde de la ciudad, Joaquim Puig.

El silencio reinó durante toda la ceremonia. Muy afligidos, rotos, pero con la emoción contenida, familiares, amigos, allegados y vecinos aguantaron durante la hora que duró la ceremonia, en medio de un frío propio de febrero a más de 1.000 metros de altitud.

No hubo casi ni un lamento, sólo un silencio sobrio de gentes del interior. Sin apenas fuerzas para levantarse, las familias de los tres morellanos, Adolfo Querol, Juan José Valdelvira y María Pilar Belvis, recibieron la condolencia de los Príncipes de Asturias, que les besaron y abrazaron, de la vicepresidenta y del presidente Camps, ante la desencajada mirada del alcalde.

Los fallecidos, tanto los de Morella como los de Vilafranca, eran gente muy apegada a su tierra. Personas activas que habían optado por no abandonar sus pueblos o, al menos no del todo, para darles vida. Para disfrutar de sus fiestas, sus paisajes y sus tradiciones con la misma gente que ayer atiborró la inmensa iglesia arciprestal y que se secaba las lágrimas sin aspavientos, con un dolor callado. La Cruz Roja distribuyó por todo el templo decenas de voluntarios y psicólogos por si se llegaba a desatarse la pena contenida.

También aportaron sobriedad el coro y el obispo de la diócesis de Tortosa, Javier Salinas, quien admitió la pena añadida que supone una muerte repentina y trató de consolar a los familiares. Una veintena de concelebrantes a su alrededor mencionaron a todos y cada uno de los fallecidos: Javier, José Manuel, Adolfo, Laura, Javier, Patricia, Edgar, Luis, Alberto, Iván, Óscar, Cristina, Juan José, Estela, Esther, María Pilar, Chema y Cosme.

Minutos antes de que comenzara la ceremonia, cuando los tres féretros estaban a punto de entrar en el templo a hombros de sus amigos, fue necesaria la intervención de los sanitarios para evacuar a una mujer que sufrió un desmayo.

También en Vilafranca fue precisa la intervención de la Cruz Roja para atender a un joven, mientras las muestras de dolor se sucedían sin descanso.

En Alqueries, allá abajo, ya en la comarca de La Plana, fueron cerca de 4.000 las personas que acudieron a despedir a los más jóvenes de los fallecidos, los componentes de la banda PPyote que acudieron a La Todolella para amenizar el cumpleaños.

En un improvisado templo, dentro del polideportivo municipal, el carácter de la gente de la costa, más extravertido, produjo escenas totalmente desagarradoras, protagonizadas, en muchos casos, por jóvenes compañeros de las víctimas.

Vinaròs, Burriana, Nules, Valencia y Torrechiva acogieron el resto de funerales, hasta 18 que contaron con la presencia de representantes del Consell valenciano.

Familiares de uno de los miembros del grupo musical Ppyote, durante el funeral celebrado en Alqueries.
Familiares de uno de los miembros del grupo musical Ppyote, durante el funeral celebrado en Alqueries.ÁNGEL SÁNCHEZ

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