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Entrevista:JUAN CARLOS PASTOR | Seleccionador español de balonmano

"Sólo el oro olímpico supera el del Mundial"

Llegó al banquillo de la selección española de balonmano casi de puntillas. Juan Carlos Pastor, vallisoletano de 36 años, pasó un mes en el candelero, esperando la llamada de la federación. La recibió en noviembre y firmó sólo por dos meses, justo hasta ayer. Ahora es campeón mundial. Sólo Juan de Dios Román, artífice de las otras cinco, y él han ganado medallas al frente del equipo nacional. Pero su futuro sigue en el aire. Pende de las elecciones presidenciales del día 28. Claro que tanto Jesús López Ricondo, que se presenta a la reelección, como sus dos rivales, Chechu Fernández y Alfonso Martínez, han anunciado su intención de ofrecerle la continuidad.

Pregunta. ¿Sabe que Valero Rivera dijo el domingo por la noche que, si Chechu Fernández es presidente y él responsable, le brindaría seguir? Todos los candidatos apuestan por usted.

"Ahora hay elecciones en mi club, el Valladolid, y en la federación. Ya se verá si sigo o no"
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Respuesta. Valero, conmigo, siempre ha sido un señor. Nos hemos enfrentado. Le he ganado o no. Pero el trato ha sido correcto. Siempre he dicho que el Valladolid se miraba en el espejo de su Barça.

P. Él sería director técnico y usted dirigiría la selección. ¿Aceptaría esa situación?

R. No lo sé. Creo que esto habrá que verlo en su momento. De todas formas, mi club también tiene algo que decir. Tengo contrato con él hasta 2007 y tal vez quiera que siga. Tendrá prioridad. Gracias a él, estoy aquí. Pero ahora hay elecciones en el propio Valladolid y en la federación y todo es ambiguo. Ya se verá si sigo o no.

P. Ya hay sueños cumplidos, como ganar el Mundial, y otros nuevos. ¿Cuáles son los suyos?

R. Estoy a gusto en la selección, pero también en mi club. Si hay una oferta, la valoraré teniendo en cuenta la opinión de todas las partes implicadas. Es verdad que, deportivamente, el domingo viví mi día más feliz. No en lo personal, ya que fueron más importantes el de mi boda y los del nacimiento de mis dos hijas. Pero para un entrenador ganar un Mundial es lo más grande. Sólo hay algo más: ganar el oro olímpico, ya que es cada cuatro años.

P. ¿Qué le supone lo de Túnez?

R. La confirmación de que estoy trabajando bien. He contado con la ayuda de los jugadores. Desde que nos concentramos, el 26 de diciembre, colaboraron al máximo y muy ilusionados. Venían de disputar 27 partidos y se entrenaban a saco. A algunos les tuvimos que parar. Hacían todo lo que les planteaba e intentaron adaptarse a mis ideas. Estoy muy satisfecho.

P. Ha triunfado con unos métodos novedosos, con un conjunto a su medida y sin chillar demasiado.

R. A veces hay que gritar. Supongo que me ofrecieron el cargo porque les gustó lo que hago en el Valladolid. Soy entrenador, no alineador. Y es verdad que trabajamos muchas cosas nuevas. Tal vez no pudimos hacer el 5-1 en la defensa tanto como habría querido porque la gente se sentía más arropada con el 6-0. Lo más importante es creer en tus ideas y llevarlas a cabo. Si te dan éxito en tu club, ¿por qué no en la selección?

P. La técnica de amagar y replegarse en la defensa, casi sin tocar al rival, evitando las exclusiones, fue criticada al principio.

R. No es que no se pueda tocar. Una cosa es tocar y otra pegar. Lo que hemos conseguido con eso es ganar el fair-play [juego limpio], ser el equipo con menos exclusiones. Y, a pesar de ello, también el Mundial. Se demuestra que se puede jugar sin pegar. Una cosa es defenderse fuerte, sacar a la gente de su sitio, de donde puede hacer daño, y anticiparte siempre y otra salir a por el lateral. Y eso es lo que yo no quiero.

P. Gran unión en el grupo. ¿No le han cuestionado los jugadores aspectos de los entrenamientos?

R. Si alguien lo ha hecho, no me lo ha dicho. Algunos lo habrán pasado mal porque no jugar es muy duro. Pero es importante estar entre los 16 aunque sólo se vistan 14. Todos jugaron en la primera fase. Después, todo estaba ya muy claro en mi cabeza y sabía con quienes iba a contar cada vez. Nos los jugábamos todo y no podía permitirme ningún margen de error.

P. Usted se mantuvo siempre fiel a sus conceptos. ¿Le costó aceptarlos a su plantel?

R. Fue muy importante el torneo de Ciudad Real. '¡Ojo! Nos está corrigiendo. Pero hemos ganado por 12 a Egipto y por 8 a Islandia y hemos ido ganando a Francia', pensaron los jugadores. vieron que, con correcciones, éramos capaces de ganar. Y en el Mundial mejoramos conceptos. La idea de que el próximo partido es el más importante nos ayudó psicológicamente. El mejor fue el último.

P. La suerte les acompañó. Rozaron dos veces la eliminación.

R. Sí, pero no nos quedamos esperándola. Para tenerla hay que lanzarse de cabeza a por el balón o jugarse la cara para meter un gol y luchar durante 60 minutos. Sin esfuerzo y sacrificio, no llega.

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