Un juez de línea providencial
Un penalti a cinco minutos del final permite al Deportivo empatar ante un estupendo Athletic
A Víctor le pagan en el Deportivo por correr la banda, centrar al área con precisión y marcar goles de vez en cuando. Ayer, el centrocampista madrileño añadió a ellor una facultad desconocida. Pocas veces se habrá visto la capacidad de persuasión que mostró Víctor con un juez de línea. En la desesperada acometida final del Depor para igualar un espectacular gol de Orbaiz, Víctor fue derribado en medio de un barullo en el área. Ni el árbitro ni sus auxiliares parecieron darse por enterados. Pero Víctor se fue a la banda, entabló conversación con el juez de línea y, mientras el partido seguía como si tal cosa, logró convencerle de que levantara la bandera. El penalti, a cinco minutos de la conclusión, resultó providencial para el Depor, que evitó la derrota ante un Athletic desbordante de optimismo y buen juego.
DEPORTIVO 1 - ATHLETIC 1
Deportivo: Munúa; Manuel Pablo (Víctor, m. 57), Coloccini, Andrade, Romero; Sergio, Duscher (Munitis, m. 78); Scaloni, Valerón, Luque; y Tristán.
Athletic de Bilbao: Aranzubia; Murillo, Gurpegi, Luis Prieto, Casas; Solabarrieta, Orbaiz, Tiko, Yeste; Etxeberria (Del Horno, m. 85) y Llorente (Urzaiz, m. 62).
Goles: 0-1. M. 50. Imponente trallazo con la zurda de Orbaiz a 35 metros de la portería que entra por la escuadra.
1-1. M. 85. Penalti que transforma Tristán.
Árbitro: Pino Zamorano. Amonestó a Luis Prieto, Tiko, Andrade, Solabarrieta, Orbaiz, Casas, Murillo y Manuel Pablo.
Unos 28.000 espectadores en Riazor.
Antes del extraño comportamiento arbitral, Riazor había asistido a un duelo vistoso, con alternativas y fútbol siempre bien cosido, que confirmó las sensaciones más recientes de los dos equipos: un Depor que ya no es el conjunto ofuscado de hace semanas y un Athletic por el que fluye sangre joven y de calidad. En su papel de anfitrión, el Depor tuvo mayor presencia en el área rival y casi nunca cedió la iniciativa. Pero el Athletic ejerció en todo momento el derecho de réplica. Sobre todo, cuando el juego cayó por las inmediaciones de Yeste, exquisito en el toque de zurda y valiente para desafiar a la defensa en cada contragolpe. A la media hora, Yeste dio un pase de gol a Etxeberria, que remató demasiado alto. En el arranque del partido, casi había sentado en el área a Coloccini, a quien Irureta, en contra de su costumbre, otorgó la titularidad en la primera ocasión. El argentino se repuso sin problemas del episodio, cumplió con eficacia sus obligaciones defensivas y colaboró a dar una salida limpia a la pelota, una de las necesidades más acuciantes en el Depor, que llevaba mucho tiempo confundido por el estruendo de pelotazos de sus centrales.
Por momentos, el cuadro de Irureta jugó con claridad y paciencia, con Valerón y Tristán notoriamente recuperados. Pero la defensa del Athletic, apenas una cuadrilla de adolescentes, actuó con mucho más aplomo de lo esperado. También contribuyó el portero Aranzubia, magnífico en dos remates de Luque, un potente lanzamiento de falta en las postrimerías de la primera parte y una chilena dentro del área al poco de comenzar la segunda. Quien no tuvo ocasión de lucirse fue Munúa, porque el cañonazo de Orbaiz que abrió el partido para el Athletic resultó imparable. El medio centro recibió la pelota a 35 metros y su remate con la izquierda fue ejemplar por potencia y colocación. El cohete de Orbaiz atravesó la escuadra y elevó al partido a su punto más candente. La posibilidad de la derrota devolvía al Depor a sus pesadillas. El cuadro de Irureta, con menos claridad pero más resolución que hasta entonces, se lanzó al asedio. Tuvo el gol cerca, sobre todo en un cabezazo de Andrade que se encontró con el poste. Pero el Athletic no se deshizo hasta que la capacidad de persuasión de Víctor convenció al juez de línea para que levantase la bandera y advirtiese al árbitro del penalti que salvó al Depor.
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