China apuesta por el consumo y la reforma del sistema financiero para revaluar el yuan
Greenspan admite que la debilidad del dólar y la disciplina fiscal moderarán el déficit exterior
Los debates previos a la reunión en Londres de los ministros de Finanzas del grupo de los siete países más ricos del mundo (G-7) se convirtieron ayer en un escaparate de mensajes cruzados. Mientras el presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, atisbó una mejora en las cuentas públicas americanas, el gobernador del Banco Popular de China, Zu Xiachuan, aunque no mencionó el yuan en su intervención, lanzó señales de que Pekín se encamina en el medio plazo hacia el tan demandado fortalecimiento de su divisa incentivando el consumo.
Xiachuan situó entre las prioridades de Pekín reformar el sistema financiero y activar el consumo interno, con lo que el crecimiento dependerá menos de las exportaciones y la debilidad de su moneda dejará de ser una necesidad estructural. Parecía así lanzar el mensaje de que China no va a ceder de inmediato a las presiones de los países del G-7 para que revalúe su moneda, el yuan, pero va a trabajar para facilitar ese objetivo al intentar modular el crecimiento de la economía poniendo más el acento en la demanda interna.
"Los chinos ahorran demasiado, lo contrario de lo que hacen los norteamericanos", ironizó Xiachuan. "Tenemos mucha inversión y poco consumo", admitió. El gobernador Zu anunció un impulso en la reforma del sistema financiero, pero advirtió que "reformar el sistema financiero requiere tiempo porque hay que formar a una nueva generación de banqueros".
El presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, siempre pegado a la realidad, aprovechó su estancia en Londres para lanzar un mensaje de medido optimismo acerca del déficit de la balanza corriente.
Reducción de márgenes
Explicó que la debilidad del dólar en los últimos tres años no había ido acompañada de una mejora más pronunciada de esa balanza debido a que los exportadores europeos habían optado por reducir sus márgenes de beneficio para mantener mercados. Y añadió de manera algo críptica que "detrás de las presiones del mercado, que parecen haber contribuido a estabilizar y a largo plazo quizás reducir el déficit por cuenta corriente de Estados Unidos y sus concomitantes necesidades de financiación, algunas fuerzas del mercado doméstico de Estados Unidos parecen haber tomado la misma dirección".
Y lanzó un aviso al Gobierno del presidente George W. Bush: "Las voces de comedimiento fiscal, apenas audibles hace un año, parecen al fin haber subido parcialmente el volumen", dijo. "Si se toman medidas para reducir la falta de ahorro del Gobierno federal, las presiones para tomar préstamos en el exterior presumiblemente disminuirán", añadió.
Más allá del tecnicismo de Greenspan, la emergencia de China y el declive del dólar como moneda mundial de referencia marcaron el tempo de los debates previos a una reunión de la que no se esperan grandes anuncios ni pasos al frente. El mismo día en que Rusia anunció que el euro se une al dólar para formar la cesta de monedas de referencia del rublo, el gobernador del Banco de Inglaterra, Mervyn King, se preguntó en voz alta si tiene sentido seguir manteniendo una moneda de referencia mundial en un mundo de libertad de movimientos de capitales y mercados financieros desarrollados. King, que pidió la incorporación permanente de India y China a las discusiones del G-7, dividió el mundo en tres grandes bloques monetarios de los que, paradójicamente, su propio país está hoy en día autoexcluido: el dólar, el euro y el conjunto de las economías asiáticas que han anclado sus monedas al dólar.
Antes, el ministro indio de Finanzas, Shri P. Chidambaram, hizo un detallado dibujo de los avances de la economía del subcontinente en los últimos años en el que situó como "puntos clave del éxito económico de la India la democracia -incluyendo la libertad de prensa-, la globalización, la mejora de las infraestructuras y el sistema financiero".
Chidambaram, sin embargo, admitió que, pese a su mejora, el punto más débil sigue siendo el déficit de infraestructuras. "Nuestras carreteras, nuestros puertos, nuestros sistemas de transporte, nuestro sector energético y de telecomunicaciones, nuestros bancos, siguen quedándose cortos ante una economía que durante muchos años ha registrado crecimientos superiores al 7,5% y tiene el potencial de crecer al 10%". Chidambaram apostó por cotizaciones flexibles de la divisa india, la rupia.
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