El ciclón Rafael

LA TRAYECTORIA de Rafael Lozano-Hemmer (Ciudad de México, 1967) es una de las más interesantes en el ámbito del arte digital e interactivo. Su primera participación en Arco se remonta a 1995, con la exhibición de la obra de telepresencia El Rastro, en el stand de la Fundación Telefónica. El año pasado sus trabajos, expuestos en la galería mexicana OMR, tuvieron una excelente acogida, pero 2005 es, sin duda, el año de su triunfo madrileño. Además de participar con Bitforms en The Black Box@Arco, en el stand de la galería expone Basado en hechos reales, unas imágenes de Ciudad de México tomadas desde cámaras de vigilancia, que reflejan su interés por las conexiones entre el espacio público y virtual. En la sección dedicada a México, OMR presenta una pieza que ya se vendió en la feria de Basilea. Se trata de Caguamas Sinápticas, subescultura 4, una mesa de cantina mexicana con 30 botellas de cerveza de un litro (llamadas Caguama), cuyos movimientos son generados por algoritmos que simulan las conexiones neuronales del cerebro. La acompaña Tensión superficial, un módulo interactivo formado por un ojo humano que mira al público desde una pantalla de plasma. Lozano ha sido seleccionado por Príamo Lozada para la exposición de arte electrónico mexicano Dataspace, en el centro cultural Conde Duque, donde exhibe una pieza inédita, Público subtitulado. La instalación detecta al espectador a través de un sistema de vigilancia y le persigue proyectando sobre su cuerpo miles de verbos conjugados en tercera persona. Ya no se trata de la interactividad voluntaria e incluso lúdica de sus primeras obras como el Alzado vectorial, que permitía al público crear gigantescas esculturas de luz en el cielo a través de Internet. Ahora la pieza agrede visualmente al espectador, obligándole a reflexionar sobre la arbitrariedad y peligrosidad de los programas de clasificación automática de rasgos faciales, que se están rápidamente difundiendo en nuestras ciudades.