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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Más de Gas Natural

Hace poco leí en esta sección una carta de queja sobre Gas Natural de una lectora indignada que me ha animado a contar mi caso. En septiembre de 2003, compré mi actual casa y realicé un cambio de titularidad del contrato de suministro de gas, siguiendo las instrucciones de Gas Natural. Tardé mucho en recibir mi primer recibo y mucho más el contrato, porque la correspondencia se enviaba a nombre del antiguo propietario. Llamé muchas veces a Gas Natural para comprobar si los datos estaban bien tomados; no lo estaban y no parecía haber manera de corregirlos. Peor fue cuando comenzaron a llegar recibos. A mí me enviaban los de la casa que se había comprado el antiguo propietario de mi casa y a él le llegaban los míos.

No sólo cruzaron los datos de la correspondencia, sino también las cuentas bancarias.

Con las llamadas mías y de mi vendedor conseguíamos a veces que nos cambiaran los datos al uno, a veces al otro, de modo que a veces enviaban a mi cuenta los dos recibos, a veces a la suya. Entretanto, el antiguo propietario y yo nos íbamos avisando de las cartas que le llegaban al otro y no nos devolvíamos los recibos.

Pero llegó un momento en que el cartero dejó de enviarle a él las cartas que venían a su nombre a esta casa y a mí me empezaron a llegar recibos con apremio por no pagar lo que no podía pagar porque no se me enviaba ni a mi casa ni a mi cuenta.

La pesadilla duró de septiembre de 2003 a octubre de 2004, y en ese año hice no menos de cien llamadas, visité hasta tres oficinas de Gas Natural, y puse varias reclamaciones, y la única explicación que recibí es que Gas Natural cuenta con dos sistemas informáticos y que aunque introducían los datos en uno, el otro era autónomo y no se daba por enterado.

Un fatalismo extraño les hacía argumentar "que no había nada que hacer", aunque reconocían que era increíble, y admitían que era intolerable. La solución final pasó por abandonar el mercado liberalizado (en el que no sabíamos que estábamos y del que no nos dolió nada salir, aunque tuvimos que solicitarlo formalmente a la empresa) y hacer un contrato "normal". Hoy soy una ciudadana normal que paga el gas que gasta y recibe en su casa los recibos pero nunca recibí una respuesta (ni acuse de recibo) a mis reclamaciones, ni una disculpa.

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