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Reportaje:

Valls se queda sin carnaval

La comisión organizadora se disuelve tras numerosas críticas a sus carteles

Dice el refranero catalán que por carnaval tot s'hi val, o sea, que todo vale. Pero esto no ha sido así este año en Valls (Alt Camp). La comisión organizadora ha decidido disolverse después de dos episodios consecutivos de polémica por los carteles de la fiesta. El primero, en el que figuraba el diablo sustituyendo a Jesús en la Santa Cena, ha merecido una querella de la fiscalía, que ha actuado de oficio al entender que la imagen puede herir la sensibilidad. Y el segundo, escrito en castellano y con los nombres franquistas de las calles por las que debía pasar la rúa -los autores quisieron ilustrar así la censura al primer cartel-, también ha tenido que ser retirado porque en él figuraba una compañía de payasos que amenazó con querellarse por el uso indebido de su imagen.

La organización anima a las comparsas a salir a la calle para defender un carnaval "sin censura"

Por todo esto, Valls se ha quedado sin carnaval oficial un año después de que se recuperara tras cuatro años de paréntesis. El Ayuntamiento retiró ayer la subvención de 4.000 euros a la organización, aunque mostró su predisposición a ordenar el tráfico si finalmente mañana hay rúas "espontáneas".

Tan pronto como salió a la calle el primer cartel, las iglesias de Valls tomaron cartas en el asunto y lo calificaron de irrespetuoso. Un párroco quemó durante la misa y ante sus feligreses la portada de un diario local que publicó aquella imagen. Después el cartel topó con el Estado: el ministerio fiscal se querelló al entender que el cartel podría atentar contra el artículo 525.1 del Código Penal, y la juez del Juzgado número 1 de Valls ordenó poco después tomar "las medidas cautelares necesarias para impedir la difusión" del cartel. En su resolución, la juez considera que puede constituir un delito "contra los sentimientos religiosos".

Esto sucedía hace 10 días. La organización retiró los carteles y diseñó otro. Lo tenían claro, había que denunciar de alguna forma la censura del primero. Y su estrategia fue colocar una sencilla imagen de dos payasos, una estampa neutra y simpática que no debía dar problemas, junto a un texto escrito en castellano -lo habitual es el uso del catalán- describiendo el itinerario de una rúa que circulaba por calles como la Avenida del General Comerma o por la plaza del retiro de José Antonio. Junto a estos nombres que se usaron durante la dictadura franquista, en el cartel figuraba una máscara con la boca tapada. La polémica estalló de nuevo cuando los dos payasos se vieron colgados en las paredes de Valls y amenazaron con denunciar a la organización por haber usado su imagen sin haberles consultado.

Antes, el Ayuntamiento había instado a los organizadores a firmar un documento mediante el cual asumirían cualquier responsabilidad que se derivara de la difusión del cartel. Ante la imposibilidad de recibir los 4.000 euros de subvención si no firmaba el documento, la organización tiró la toalla. Aun así, es probable que mañana algunas carrozas desfilen por Valls. Así se desprende de un comunicado de la organización en el que agradece las "muestras de apoyo" de numerosas comparsas que tienen la intención de "salir a la calle para defender la idea de un carnaval libre y sin censuras".

Ésta no ha sido la única polémica carnavalesca. En Reus (Baix Camp), las colles que lo organizan tuvieron que sustituir su cartel original, en el que aparecía el manto de la virgen de la Misericordia (la patrona de la ciudad) colgado en un tendedero de ropa junto a prendas íntimas y un preservativo.

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