Pippo Delbono estrena 'Aullido' en España, un espectáculo sobre el poder y la religión
La obra, presentada en Aviñón en 2004, clausura el 22º Festival de Teatro de Málaga
Tras su paso por el Festival de Aviñón el pasado verano, el italiano Pippo Delbono estrena hoy en España la obra Urlo (Aullido), una reflexión acerca de "la enfermedad del poder" en todas sus formas. Desde el poder político hasta el religioso, el actor, dramaturgo y director presentó ayer un espectáculo sin argumento ni tesis, un texto "cubista" en el que destacan el trabajo corporal y gestual y las interpretaciones de personas marginadas. Con esta obra, que se representará esta tarde y mañana en el Teatro Cervantes, se cierra el 22º Festival de Teatro de Málaga.
La compañía de Delbono hizo gala de su carácter trasgresor, con una conferencia de prensa en pleno centro de Málaga, tras un paseíllo en el que la banda de la Asociación Juvenil Musical Las Flores, que colabora en estas dos representaciones, interpretó uno de los temas de la obra en plena calle Larios. Algunos de los paseantes llegaron a confundir el espectáculo con un acto del carnaval.
"Es difícil explicar de qué habla Urlo, porque no quiere contar una historia de manera lógica, sino que quiere hacer un recorrido emotivo" y completar "un viaje a través del poder", dijo Delbono. El dramaturgo admite que, al pensar en esta obra, "lo más evidente era el poder político", con el primer ministro Silvio Berlusconi. "Es evidente que tenemos en Italia un momento de riesgo", opinó. "Pero después ves que es una enfermedad que está de antes".
En cuanto al poder religioso, Delbono niega las acusaciones de que su obra se dirige contra la Iglesia. "Pero Dios es otra posibilidad de poder, y es peligroso". El italiano, seropositivo desde hace veinte años, puso como ejemplo la política eclesiástica en contra del preservativo, "cuando en África mueren millones de personas de sida". "¿Por qué va a tocar Dios eso?", se preguntó.
Sin embargo, para el dramaturgo, nacido en Varazze en 1959, es mucho más importante crear un espectáculo atemporal, que trata de una enfermedad que "está en el ser humano" desde siempre, y no que se reconozca al Papa o a Berlusconi. "No importa hablar directamente de la contestación del momento", afirma. Por eso, en su obra aparece un "boceto del Papa", pero no el Papa en sí. La enfermedad del poder "pertenece a nuestra condición de seres humanos", opina Delbono. "Siempre cuando hay dos personas, surge la necesidad de mandar. Yo como director también tengo que confrontar mi dimensión de poder, soy el primero que tengo que reflexionar", admite.
Aullido comienza y acaba con el grito de Bobó, un actor sordomudo que lleva ocho años trabajando con Delbono, desde que éste le conoció en el hospital psiquiátrico de Nápoles en el que llevaba encerrado 45 años, según explicó el director. Bobó no es el único actor de los 25 que conforman la compañía de Delbono que proviene de la marginalidad. También incorporó a Nelson Lariccia, esquizofrénico que vivía de la caridad, y a Gianluca Ballaré, con síndrome de Down. "Trabajar con estas personas cambia tu mirada, es más universal", aseguró el dramaturgo. "Significa que tienes los pies en el suelo, las cosas que haces hablan a mucha más gente".
"Bobó adora hacer teatro, pero al mismo tiempo, su vida, su historia, su sufrimiento, le da una visión hacia adelante", dijo el director. "Tiene siempre un pie en el suelo". Delbono destacó de este actor, al que cree insustituible, que "tiene la verdad y la ficción. Sobre el espacio es él mismo, pero al mismo tiempo es otro". "Para mí, eses es el secreto del actor", añadió.
Delbono reconoce que su teatro es "difícil", aunque para él se asemeja a la pintura: "Cada uno se tiene que reflejar en su experiencia, cada uno aporta su pasado" a la hora de ver una obra, por lo que a cada espectador le tocará de forma distinta. Por eso, asegura que Urlo tuvo una gran acogida en públicos como el berlinés, en teoría lejanos de la herencia mediterránea.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.