La música de la movida conserva su vitalidad

Conviene avisar: en 2005 se cumplen los 25 años de la aparición a la luz pública de los grupos pioneros de lo que ahora se conoce como la movida y que entonces sencillamente se llamaba la nueva ola. Eso explica la salida de productos conmemorativos. El primero en llegar a las tiendas es La movida de los 80 (EMI), un combo -suma de CD más DVD- que ha coordinado el locutor Jesús Ordovás, uno de los más entusiastas apóstoles de aquellos grupos a través de la incipiente Radio 3.

Jesús Ordovás presentó ayer La movida de los 80 en El Sol, la sala madrileña que nació con la nueva ola y que el pasado año celebraba su primer cuarto de siglo. Una vez más, se repiten las polémicas que animaron aquel periodo vertiginoso: la pertenencia o no a un movimiento difuso que era tanto musical como social ("pero ¿qué hace aquí la Orquesta Mondragón?"). De fondo, la modesta reivindicación de unos años que fueron anatematizados a partir de los noventa por figuras del PP, que se apuntaron a la teoría de que todo fue un montaje del PSOE, con el desaparecido Tierno Galván como genio maligno en la sombra.

Esos años fueron anatematizados después por el PP, tachándolos de montaje del PSOE

En 1991, José María Álvarez del Manzano, alcalde de Madrid, daba una entrevista a un diario barcelonés donde afirmaba que la movida fue menos que un espejismo: "No hay que enterrarla porque se ha evanescido, ni siquiera tiene cuerpo para enterrar. Era algo etéreo, una propaganda política, no ha dejado un solo poso. Yo no recuerdo un solo libro, un solo cuadro, un solo disco; nada, de la movida no ha quedado nada". En esa visión revisionista, el PP fue respaldado por algunos famosos "arrepentidos" con fino olfato para los cambios políticos.

Lo tuvieron fácil: durante los últimos tiempos, la movida no contó con muchos defensores. Muchos de los principales creadores prefirieron, y era comprensible, no atar sus lealtades a un tiempo histórico determinado. Además, es cierto que la movida terminó mal, con demasiadas carreras que se cerraron prematuramente y una caterva de proyectos que agonizaron en público; los grupos que podían haber encarnado su continuidad prefirieron, en muchos casos, diferenciarse al cantar en inglés y dilapidaron lo duramente conquistado.

Lo extraordinario es que aquellas canciones de los ochenta se mantienen comercialmente vivas, en reductos radiofónicos y en locales de copas. Un arraigo que justifica comercialmente la constante avalancha de reediciones: se trata de unos lanzamientos generalmente hechos con más codicia que coherencia, mezclando alegremente churras y merinas. La novedad en lo que llevamos de siglo es que TVE comercializa sus archivos y ahora se pueden conseguir las actuaciones, en playback o en directo, de algunos de los protagonistas.

La movida de los 80 ofrece un DVD con ocho canciones -posteriormente, se editará una versión ampliada- y entrevistas con Loquillo, Radio Futura y Carlos Berlanga. Material en bruto para una historia por realizar, si es que alguien se toma el trabajo de chapotear entre la nostalgia y los juicios sumarios. Una historia potencialmente fascinante, que tuvo eco en todos los rincones de España -sin olvidar su influencia en sociedades donde el rock estaba reprimido, como México- y que sigue siendo referencia en muchos países europeos.