Barcelona vuelve a quedarse casi sin taxis en una huelga sin incidentes
Medio millar de chóferes se concentraron ante la Pasarela Gaudí
La quinta huelga de taxis convocada en Barcelona en los últimos dos meses ahondó en los síntomas de la cuarta: la violencia desapareció y el seguimiento cayó un poco más. Los sindicatos convocantes la cifran en el 95%. Los contrarios, en el 30%. Unos 500 huelguistas se manifestaron pacíficamente en Montjuïc frente a la Pasarela Gaudí, marcados de cerca por una cincuentena de agentes de policías.
La masiva presencia policial y la convicción de que los incidentes pasados les habían hecho perder el favor de la opinión pública explican la ausencia de violencia en el paro de ayer. Sólo se registró el lanzamiento de un huevo a primera hora en la plaza de Cerdà. "No queremos que digan que ésta es la huelga del miedo", dijo un miembro del Grupo Independiente del Taxi (GIT), uno de los sindicatos que convocaron el paro para exigir una subida de tarifas mayor que la aprobada por las centrales mayoritarias. En el aeropuerto de El Prat, la Policía Local multó a las 7.00 horas a la treintena de taxis aparcados en la parrilla. La grúa se llevó al primero de la fila. "Acordonaron el taxi y no me dejaron subir para evitar que se lo llevaran", explica el propietario, Rafael Pérez. La táctica policial funcionó: el miedo a la grúa ató a los huelguistas cerca de sus vehículos, y sus insultos apenas llegaron a los compañeros que circulaban cuatro carriles más allá.
Unos 500 taxistas se juntaron en Montjuïc para ir de forma pacífica hasta las puertas de la Pasarela Gaudí. Unos 50 agentes del Cuerpo Nacional de Policía los escoltaron por el lateral de la avenida de Maria Cristina. En el camino de vuelta, la policía les permitió ocupar además uno de los carriles de la calzada.
El próximo paro está previsto para el 18 de febrero, coincidiendo con una importante feria. El Instituto Metropolitano del Taxi y los sindicatos mayoritarios aseguraron ayer que no se sentarán a negociar hasta que las restantes centrales anulen el calendario de huelgas. José María Soto, presidente del GIT, rechazó esa posibilidad.
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