Pulso sin tregua en Montjuïc

Más que por calidad, el partido que libraron el Espanyol y el Betis fue bueno por la decidida voluntad ofensiva de ambos equipos, por los vaivenes emocionantes que provocó la marcha del marcador, por la dinámica del juego y por los detalles de calidad que destilaron varios jugadores, De la Peña y Assunção principalmente. La cosa acabó en tablas; no porque nadie las firmara, sino porque la réplica y la contrarréplica dio en eso.

El Betis maldijo la actuación arbitral, especialmente porque, cuando perdía por 1-0, le escamotearon un penalti por manos de Òscar Serrano. El Espanyol tuvo la fortuna de su lado en un primer tiempo en el que el Betis gozó de muchas más ocasiones. Pero no acertó a resolverlas. Serra Ferrer dejó en el banquillo a Joaquín, renqueante, y dio entrada a Varela. También prescindió de Fernando. El Betis no explotó el juego por los extremos, pero limitó el juego del Espanyol con un marcaje al hombre de Cañas a De la Peña y sumó varias ocasiones. Ito se situó sobre Assunção. Las maniobras del brasileño obligaron al medio centro defensivo del Espanyol a cometer tantas faltas que vio una tarjeta amarilla, corrió el peligro de ser expulsado y tuvo que echar el freno de mano. Assunção estuvo en casi todas. Fue el que más peligro creó, especialmente en los lanzamientos de las faltas. La segunda que botó se fue al larguero tras un rechace, puro reflejo, de Kameni.

Sin embargo, fue De la Peña quien abrió el marcador. Lanzó una falta desde la izquierda. Soldevilla saltó sin posibilidad alguna de rematar. El balón botó entre un defensa y Doblas, sorprendido y desbordado por la acción, y acabó colándose por la escuadra. Se animó el Espanyol, pero continuó mandando el Betis, que empató nada más empezar el segundo tiempo en una acción que delató las lagunas de Kameni, que rechazó mal un centro de Arzu. Craso error. El balón le llegó a Assunção, que no perdonó.

El partido adquirió un ritmo vertiginoso. El juego se partió. Las llegadas se sucedieron en ambas áreas. La cosa estaba a pedir de boca para Tamudo, que aprovechó su capacidad para desbordar en el uno contra uno y un envío largo desde su defensa para desquiciar a Juanito, que pagó su despiste cometiendo un penalti. Tamudo lo transformó. Pareció la sentencia. Pero Serra Ferrer, que ya había recurrido a Joaquín, situó también en el campo a Alfonso y Fernando. El Betis se batió con rabia en un partido que estaba convencido de que merecía ganar y de ningún modo perder. Una acción entre Joaquín y Fernando le dio el empate y cerró el lindo litigio entre dos de los meritorios del campeonato.