Más calidad para la información financiera

Las empresas se han acostumbrado a certificar sus sistemas de calidad con normas reconocidas en el ámbito internacional como las ISO. La firma española de servicios profesionales Auren lanzó hace algo más de un año una norma parecida para la gestión de recursos humanos que ya están implantando unas veinte organizaciones y está a punto de hacer lo mismo con otra sobre la información económica-financiera. La idea es ayudar a las empresas de cierto tamaño a sistematizar todos los procesos a través de los cuales se elabora esta información y, superados ciertos requisitos, certificar que éstos reflejan fielmente la realidad. La GEF 55001, que es como han llamado al nuevo modelo de gestión, permite, según sus impulsores, "adelantarse a los problemas económico-financieros que pudieran surgir", resume José Luis Riera, de Auren, hacer más difícil la aparición de agujeros contables.

El modelo tiene sentido para empresas medianas y grandes, donde el tratamiento de estos datos tiene cierta complejidad

La norma exige cumplir una serie de requisitos en tres grandes áreas: definición de una política explícita sobre el tratamiento de la información financiera, la existencia de una infraestructura adecuada -quién es el responsable, con qué estructura cuenta y cómo debe proceder en cada caso- y, por último, la gestión pura de todos esos recursos.

Para ello, lo primero que deben hacer las empresas es un diagnóstico de la situación, "una fotografía comparativa" entre la situación real de la empresa en esta materia y el "ideal" que marca la norma. Luego hay un proceso de implantación de cambios para mejorar el tratamiento de esa información, que los expertos de Auren calculan que puede prolongarse entre 9 y 12 meses.

Estos cambios pueden implicar algunas inversiones en programas informáticos y deben tener en cuenta todo lo que tiene la empresa, porque "todo es aprovechable".

El último paso es que los auditores validen el sistema y lo certifiquen. Que le pongan el sello, que tendrá una validez de tres años y cuyo precio está aún por determinar.

Como en todos los proyectos de consultoría, el coste total del proyecto variará en función de la complejidad del mismo. Una parte de la factura corresponderá al precio de consultoría y otra al del sello.

La norma puede implantarse en cualquier empresa, aseguran sus impulsores, pero tiene más sentido para las medianas y grandes, donde el tratamiento de esta información tiene cierta complejidad.