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Reportaje:

Stoudemire no tiene límite

El jugador de Phoenix regatea a un destino familiar marcado por las drogas y la cárcel y triunfa por todo lo alto en la NBA

Ocho equipos de la Liga profesional norteamericana de baloncesto (NBA) recuerdan el draft de 2002 porque dejaron pasar la ocasión de elegir a un jugador que podría haber cambiado su destino. Así como Portland Trail Blazers escogió en 1984 a Sam Bowie antes que a Michael Jordan o como Wayman Tisdale, Benoit Benjamin y otros nueve salieron en 1985 antes que Karl Malone, cuatro hombres altos, Drew Gooden, Nickoloz Tskitishvili, Nene Hilario y Chris Wilcox escucharon sus nombres antes de que Amare Stoudemire fuera atrapado por Phoenix Suns.

Los que le habían visto jugar hablaban de Stoudemire (Lake Wales, Florida, Estados Unidos; 1982) como del nuevo Shawn Kemp o Malone. Se equivocaron. Es imposible compararle con ningún otro baloncestista. Con sólo 22 años de edad y un partido de las estrellas y unos Juegos Olímpicos a sus espaldas, es una fuerza imparable bajo los tableros cuya velocidad, salto y poderío físico hacen que sólo unos pocos pívots sean capaces de marcarle. A pesar de sus carencias en el tiro exterior y sus pocos recursos para atacar el aro, sus 26 puntos y casi nueve rebotes de media en su tercera temporada hacen que Stoudemire huela a futuro miembro del Salón de la Fama.

A la hora de dejar el instituto, Stoudemire no tenía las notas suficientes para tener acceso a una universidad, pero a pocos les preocupaba si era o no un analfabeto. Tampoco dieron importancia a que su madre y su hermano fueran asiduos en las cárceles de la costa oriental. Al fin y al cabo, un gran número de deportistas norteamericanos proceden de hogares destrozados.

Pero lo que no le perdonaron fue su escasa experiencia a nivel competitivo. Stoudemire, que cambió de centro educativo siete veces en sus dos últimos años, sólo jugó dos campañas a nivel organizativo y en su último curso llevó a su conjunto a ganar 16 partidos y perder 13. ¿En qué clase de jugador podría convertirse quien condujo al instituto Cypres Creek a una temporada vulgar?

La culpa de su tormentosa carrera no fue suya. Su padre murió cuando tenía 12 años. Su madre conocía cada recinto penitenciario de Florida y él sólo estaba destinado, como sus más allegados, a la adicción a las drogas.

No ha sido más sorprendente el desarrollo baloncestístico de Stoudemire que la facilidad con la que ha evitado tantos problemas. Una vez se estableció en Phoenix con su hermanastro, encontró por primera vez la calma necesaria para jugar el deporte que nunca le dejaron practicar, a sabiendas de que Lake Wales estaba a miles de kilómetros de distancia.

La carretera interestatal 27, que cruza la ciudad que vio crecer a Stoudemire, en el centro de Florida, cuyos 35.000 habitantes viven del cultivo de las naranjas, es el mayor corredor de droga del sur de Estados Unidos y los narcotraficantes de Miami suben su mercancía por él hacia el norte del país. Mucha de esas sustancias se quedaban en Lake Wales, el típico pueblo en el que ningún conductor para por muy vacío que tenga el depósito de la gasolina de su coche.

Stoudemire reconoce que debía haber evitado el salto directo a la NBA y haber pasado por la Liga universitaria con el propósito de pulir su juego. Y esto lo dice el primer jugador de instituto nombrado novato del año y cuyos números en su primera campaña fueron notablemente mejores que los de Kevin Garnett, Tracy McGrady y Kobe Bryant en su primer año, jugadores que también dieron el salto desde el instituto a la NBA. Sin embargo, en la encrucijada de profesionalizarse o seguir por el camino de los aficionados, Stoudemire no tuvo elección y se adentró en la senda del dinero.

Tras su irregular curso pasado, los Suns de Phoenix entendieron que debían hacer girar el equipo alrededor de Stoudemire y le rodearon de otros adictos a la adrenalina como Steve Nash y Quentin Richardson. Con 31 victorias y tan sólo siete derrotas, los Suns están camino de romper el récord de victorias, 72, de los Bulls de Chicago en la etapa de Jordan y compañía.

En el brazo derecho de Stoudemire se lee un tatuaje que dice: The sky in the limit. Solo el cielo es el límite para quien puede presumir actualmente de ser el cuarto mejor anotador del torneo.

Stoudemire intenta una entrada a canasta ante Haslem (Miami).
Stoudemire intenta una entrada a canasta ante Haslem (Miami).ASSOCIATED PRESS

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