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Análisis:COYUNTURA NACIONAL
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

El IPC en 2004

Con el dato de diciembre, conocido el pasado viernes, se cierra el año 2004 en cuanto a la inflación se refiere. No ha sido éste un buen año para los precios, aunque al final, gracias a la apreciación del euro y a la moderación de los precios del petróleo en noviembre y diciembre, el coste de la vida ha aumentado unas décimas menos de lo que era previsible. Como se ve en el gráfico izquierdo, la inflación mantuvo una tendencia a la baja durante 2003 y primer trimestre de 2004, hasta alcanzar un 2,1% en marzo. Durante el segundo trimestre cambió bruscamente de dirección, aumentando al 3,5% en junio, cifra en torno a la cual se mantuvo hasta noviembre. En diciembre, la moderación de los precios de los alimentos sin elaborar y la caída de los combustibles y carburantes hicieron que la tasa bajara al 3,2%.

La respuesta a la inflación debe ser flexibilizar los procesos de formación de los salarios y rentas

Analizando los distintos tipos de productos que componen el IPC, vemos que su comportamiento ha sido muy desigual. El grupo más inflacionista, y que explica la mayor parte del repunte de la inflación, fue el de la energía, cuya tasa interanual pasó del -2,5% en marzo al 11,6% en octubre, aunque luego descendió al 7,6% en diciembre (gráfico derecho). En cambio, los precios de los alimentos sin elaborar, que junto a la energía conforman la llamada inflación residual o volátil, se desaceleraron notablemente, tras cuatro años de fuertes crecimientos. En cuanto a los componentes de la llamada subyacente (gráfico central), los servicios mantuvieron un perfil prácticamente plano a lo largo del año, con tasas en torno al 3,7%; los bienes industriales no energéticos (BINEs) mostraron una ligera tendencia al alza, aunque su tasa media anual (0,9%) marca un mínimo histórico, que se explica por la caída de los precios de los productos importados; y los alimentos elaborados registraron un repunte importante durante los meses centrales del año.

Las cifras globales de inflación pueden parecer modestas para la tradición española, pero hay que recordar que superan ampliamente el objetivo de inflación del Banco Central Europeo y que suponen un diferencial respecto a la zona del euro del orden de un punto porcentual. Desde que se introdujo el euro en 1999 los precios de consumo y los costes laborales por unidad producida han aumentado unos ocho puntos porcentuales más en España que en el resto de la UEM, lo que supone una pérdida de competitividad importante y, por tanto, una disminución de nuestro potencial de crecimiento. Claro que, los trabajadores no han hecho más que defender su poder adquisitivo ante aumentos de precios por parte de las empresas notablemente por encima de los costes, aunque las diferencias entre sectores empresariales son muy notables. Mientras unos -los que operan en actividades resguardadas a la competencia y, en ocasiones, con grandes dosis de pura especulación- están cosechando beneficios históricos, otros tienen que ajustar plantillas o simplemente cerrar las puertas.

La inflación es un mal endémico de la economía española, que ahora se agrava por la pérdida de los instrumentos de política monetaria. La respuesta debe ser introducir más competencia y flexibilizar los procesos de formación de los salarios y rentas en general. Generalizar los aumentos salariales por igual a todos los sectores y automatizarlos indiciándolos a la inflación e introduciendo cláusulas de salvaguardia es ir en la dirección equivocada. Los días del café para todos hace tiempo que terminaron, aunque algunos parece que no quieren enterarse.

Ángel Laborda es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros (FUNCAS)

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