Ritual fosilizado

Soy granadino del Realejo y, como tantos otros paisanos, tuve que marcharme

hace años para buscarme la vida en otra ciudad, en mi caso andaluza. Siendo niño acudía todos los años movido por la curiosidad a los actos de la Toma hasta que adquirí conciencia social en los primeros ochenta y supe calibrar la verdadera dimensión de un ritual extemporáneo, fosilizado, cargado de connotaciones en donde priman valores militaristas, de intransigencia y de exclusión sobre otros de paz, tolerancia y respeto.

Después de mucho tiempo, el pasado año volví a la plaza del Carmen para evocar sensaciones de la infancia y me encontré con diversos grupos fascistas, racistas y fundamentalistas que, mientras hacían clara ostentación de sus ideas, vitoreaban al alcalde por devolverle al ritual la esencia perdida los años anteriores.

Pueden decir que no eran muchos, y es cierto, pero son los que, con su presencia explícita a través de pancartas, propaganda, consignas y gesticulaciones, ocupando estratégicamente la parte central de la plaza, protagonizan el acto hasta el punto de identificarlo en su totalidad como una manifestación de tipo ultra.

Este año se suma la inefable asociación Granada Histórica y Cultural repartiendo un panfleto llamado Diario de la Toma que no tiene desperdicio alguno. Un catedrático de una universidad madrileña nos tranquiliza a los granadinos, porque tenemos la sangre limpia de impurezas musulmanas y norteafricanas. Somos, al parecer, los más viejos cristianos y debemos sentirnos orgullosos de ello y de los grandes monumentos cristianos que hay en la ciudad, tanto o más que de la Alhambra, que casi es un accidente urbano en lo alto de la colina. Si no es así, nos aconseja acudir al psiquiatra. La asociación Granada Histórica y Cultural podría reivindicar para la Toma del próximo año, en ese inacabable viaje a las esencias, la retirada de añadidos de no hace mucho como el himno andaluz y los vivas a Granada y a Andalucía que, al parecer, desvirtúan la pureza de un rito camino del medio milenio. Definitivamente, la Toma, para ustedes, que el 2 de enero yo me voy a Dílar, a la fiesta del mosto y del libro.