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Crónica:
Crónica
Texto informativo con interpretación

La patada que despertó a Okubo

El japonés del Mallorca, que marcó en su debú, jugó lesionado desde el minuto tres

Jordi Quixano

Corría el minuto tres del partido cuando César, el central del Depor, le entró a destiempo para derribarle y darle la bienvenida al fútbol español. "La patada me despertó y me motivó más", explicó tras su debut Yoshito Okubo (Fukuoka, 1982), la primera incorporación nipona del Mallorca en sus 88 años de historia. Pero el japonés, aunque acabó el partido, desconocía que estaba lesionado. Así lo demostraron las radiografías y la resonancia magnética que le hicieron ayer: "Contusión rotuliana con pequeño derrame en la rodilla. El tiempo estimado de recuperación es de 10 días". La mala noticia, no obstante, no borró la sonrisa de su cara. Era consciente de que no es fácil dar un pase de gol y marcar otro en un estreno liguero. Ello, sin duda, le acerca un poco más a uno de sus objetivos: "Demostrar que en Japón no sólo destacan Nakata (Fiorentina) y Nakamura (Reggina)".

Pero es que la ambición siempre ha caracterizado a Okubo, al mejor joven futbolista asiático del año pasado. "Soy un buen jugador y quiero, además de marcar muchos goles con el Mallorca, triunfar en el fútbol español", tradujo su intérprete, Ferran Moisés, el día de su presentación bermellona. A Okubo lo descubrieron, en 2001, los ojeadores del Cerezo Osaka cuando fueron a presenciar la final de institutos de secundaria del país. El delantero lideró su equipo, el Kumini, hacia la victoria y se llevó el trofeo al mejor jugador. Luego, en la Liga japonesa, ratificó sus condiciones y llegó a la selección absoluta de su país. Aunque no siempre ha tenido ese cartel de gran jugador, ya que tras destacar en la Copa Confederaciones 2003, Okubo se dio a conocer más por sus salidas nocturnas y por su pelo pincho teñido de naranja que por sus goles. Hasta que decidió dedicarse de pleno a su carrera futbolística. Y funcionó, porque, además de volver a vestir la zamarra de su selección, marcó un total de 34 tantos en las dos últimas temporadas con el Cerezo Osaka.

El Mallorca ha pagado por su cesión 300.000 euros y puede ejercer la opción de compra, a final de campaña, si añade otros dos millones. Rodeado constantemente de medio centenar de periodistas, es el quinto jugador japonés, tras Zaizen (Logroñés), Shoji Jo (Valladolid), Nishizawa (Espanyol) y Yasunaga (Lleida), que juega en la Liga. Pero el primero que promete.

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